El 14 de octubre de 2025, una simple palabra escrita en árabe dialectal —“هنيونا”, que se traduce como “déjennos en paz”— incendió las redes marroquíes. En cuestión de horas, el hashtag se posicionó en el primer lugar de las tendencias nacionales en X y generó miles de publicaciones en Facebook. Pero más que una tendencia, se trató de una declaración colectiva, una forma de resistencia frente a los intentos externos de manipular el debate público en torno al deporte.
El detonante fue una campaña de boicot lanzada en redes antes del encuentro entre la selección marroquí y la del Congo. Los promotores de esta iniciativa pretendían empañar un evento deportivo que, en realidad, se convirtió en una demostración de unidad nacional. Las gradas del estadio Moulay Abdellah, completamente llenas, fueron la mejor respuesta: los marroquíes eligieron el entusiasmo frente al ruido, la celebración frente a la provocación.
Lo que llama la atención en este episodio no es solo la velocidad con que se propagó el hashtag, sino la claridad del mensaje que lo acompañaba. Los usuarios no se limitaron a expresar su rechazo al boicot; denunciaron también lo que perciben como una injerencia deliberada desde Argel, dirigida por sectores de la junta militar que, según muchos internautas, buscan socavar la imagen del Reino y dificultar su creciente proyección africana, especialmente en vísperas de la organización de la Copa Africana de Naciones.
Más allá del cruce de acusaciones, el fenómeno revela un cambio de paradigma: la opinión pública marroquí ha aprendido a utilizar las redes no solo para reaccionar, sino para contraatacar narrativamente. Frente a las campañas de desinformación que se propagan desde el extranjero, los internautas responden con ironía, orgullo y una notable cohesión simbólica. El hashtag #هنيونا no solo desactiva un intento de boicot; marca un punto de inflexión en la forma en que los ciudadanos gestionan los conflictos digitales de poder.
Desde una perspectiva geopolítica, el episodio también ilustra el nuevo terreno en el que se libra la rivalidad regional: las redes sociales como espacio de confrontación indirecta entre Estados. Lo que antes se disputaba en los foros diplomáticos o los titulares de prensa, hoy se juega en la inmediatez de X y Facebook, donde la narrativa se define por la velocidad y la emoción. En ese escenario, Marruecos parece haber entendido que la defensa de su imagen pasa también por su presencia activa en el espacio digital.
Al final, #هنيونا no fue solo un hashtag. Fue una consigna identitaria, un reflejo del hartazgo ante la manipulación política y una afirmación de independencia comunicativa. En una época donde las guerras ya no siempre se libran con armas, sino con algoritmos y percepciones, la sociedad marroquí acaba de demostrar que también sabe resistir en el campo de batalla digital.
15/10/2025