En el aeropuerto Mohammed V de Casablanca, un silencio inusual reemplazó este fin de semana el caos habitual de filas interminables. Donde antes los viajeros internacionales sufrían el tedio de presentar su pasaporte dos veces —primero para el sello de entrada, luego para un segundo control—, ahora cruzan con un simple escaneo facial. Este cambio, parte de una revolución tecnológica liderada por Marruecos, elimina el «doble control» migratorio y posiciona al país como pionero en innovación aeroportuaria en África.
De la burocracia a la biometría: cómo funciona el nuevo sistema
Los nuevos portillos automáticos, desarrollados por la Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN), la Dirección de Migración y la Oficina Nacional de Aeropuertos (ONDA), integran reconocimiento facial, lectura de chips de pasaportes electrónicos y verificación automatizada de bases de datos internacionales. Según un comunicado de la DGSN, el sistema reduce el tiempo de control por pasajero de 90 segundos a menos de 20, sin comprometer la seguridad.
«No se trata solo de rapidez, sino de inteligencia», explica Karim Tazi, director de Innovación de ONDA. «Los algoritmos detectan inconsistencias en segundos: desde pasaportes alterados hasta personas en listas de vigilancia globales. Es como tener a 100 oficiales analizando cada movimiento, pero sin errores humanos».
Una apuesta estratégica para el turismo y más allá
La medida llega en un momento clave. Con una previsión de 25 millones de turistas para 2030 y un tráfico aéreo que crece al 9% anual, Marruecos busca evitar el colapso en sus 19 aeropuertos internacionales. Los portillos inteligentes, que se instalarán en todas las terminales antes del verano, son solo la punta del iceberg de la Estrategia Aeropuertos 2030, un plan que incluye:
Inversiones de 1,200 millones de dólares en inteligencia artificial para gestión de equipajes.
Escáneres de cuerpo completo con detección de materiales peligrosos sin necesidad de vaciar bolsillos.
Quioscos autónomos para check-in y control sanitario integrado.
Pero el impacto trasciende lo logístico. Para Hicham Achemlal, analista de transporte africano, «esto refuerza la imagen de Marruecos como hub tecnológico. Cada viajero que pasa por Casablanca se convierte en testigo de su capacidad para combinar tradición y vanguardia».
Desafíos: privacidad vs. seguridad
No todo son elogios. Organizaciones como Amnistía Internacional han cuestionado el almacenamiento de datos biométricos de millones de viajeros. «¿Dónde termina esa información? Marruecos tiene acuerdos con la UE y EE.UU., pero falta transparencia», advierte Leila Bouziane, activista digital.
Las autoridades marroquíes insisten en que los datos se cifran y borran tras 72 horas. «Cumplimos con el Reglamento General de Protección de Datos europeo», asegura Tazi. Mientras, en la terminal 1 de Casablanca, los pasajeros parecen priorizar la comodidad. «Viajo semanalmente a París. Esto me ahorra dos horas cada vez», celebra Jean Dupont, ejecutivo francés.
El futuro: aeropuertos como ciudadelas autónomas
El próximo paso, según fuentes de ONDA, será implementar robots guía multilingües y sistemas de predicción de flujos mediante sensores IoT. Pero el verdadero sueño es claro: convertir los aeropuertos en «ciudades inteligentes» donde un pasajero pueda facturar, pasar migración, comprar y hasta asistir a reuniones de trabajo sin interactuar con un solo humano.
Mientras Europa debate sobre demoras crónicas y huelgas de controladores, Marruecos escribe un nuevo manual: en el Magreb, la eficiencia ya no es un lujo, sino una estrategia de soberanía.
17/03/2025