La reciente visita de la ministra de Cultura francesa, Rachida Dati, al Sáhara ha reavivado un debate que lleva décadas en el centro de la política magrebí: el estatus de este territorio y la búsqueda de una solución al conflicto que lo rodea. Desde Marruecos, la visita se interpreta como un respaldo a la soberanía marroquí y a su propuesta de autonomía para la región. Sin embargo, desde Argelia, la reacción no se ha hecho esperar, tildando el acto de «provocativo» y acusando a Francia de socavar la legalidad internacional. En medio de estas posturas polarizadas, es necesario analizar el trasfondo de este gesto y sus implicaciones para la región.
Marruecos ha defendido consistentemente que el Sáhara es una parte integral de su territorio, basándose en vínculos históricos, culturales y sociales que se remontan siglos atrás. La propuesta de autonomía presentada por el Reino en 2007 busca ofrecer una solución pragmática al conflicto, permitiendo a los saharauis gestionar sus asuntos locales dentro del marco de la soberanía marroquí. Este enfoque ha ganado el apoyo de varios países, incluidas potencias globales como Estados Unidos y, ahora, recibe otro respaldo de Francia. Para Marruecos, este gesto no es solo un reconocimiento de su soberanía, sino también una validación de su enfoque constructivo y orientado al diálogo.
Sin embargo, la postura argelina no ha tardado en manifestarse. En un comunicado cargado de firmeza, el Ministerio de Asuntos Exteriores argelino calificó la visita de «grave» y la acusó de «consolidar el statu quo marroquí en el Sáhara «. Argelia, que históricamente ha apoyado al Frente Polisario y abogado por un referéndum de autodeterminación, ve en este acto una afrenta a los principios de descolonización y autodeterminación que defiende la ONU. Pero, ¿es esta postura realmente coherente con los intereses de la región y del pueblo saharaui?
Desde una perspectiva marroquí, la crítica argelina parece más bien una estrategia para mantener su influencia en la región que una genuina defensa de los derechos saharauis. Argelia, que ha enfrentado tensiones internas y una crisis económica en los últimos años, ha utilizado el conflicto del Sáhara como una herramienta para proyectar poder y contrarrestar la creciente influencia de Marruecos en el escenario internacional. Sin embargo, esta postura maximalista, que insiste en un referéndum de independencia, parece ignorar la complejidad del conflicto y las realidades sobre el terreno. Mientras Argelia aboga por soluciones del pasado, Marruecos ha presentado una propuesta que busca conciliar los derechos de los saharauis con la estabilidad regional.
La visita de Dati, una figura de origen marroquí, también tiene un simbolismo cultural y político innegable. Es un recordatorio de los lazos históricos entre Marruecos y Francia, dos naciones que han sabido construir una relación basada en la cooperación y el respeto mutuo. Para Marruecos, este gesto refuerza su posición en el escenario internacional y valida su enfoque pragmático hacia el conflicto. Sin embargo, es comprensible que desde Argelia se vea con escepticismo, dado el histórico apoyo francés a Marruecos y las tensiones entre Argelia y París.
En última instancia, la visita de la ministra francesa al Sáhara es un recordatorio de que el conflicto en esta región no puede resolverse con posturas rígidas y maximalistas. Mientras Argelia insiste en soluciones que parecen ancladas en el pasado, Marruecos ha optado por un enfoque que busca equilibrar los derechos de los saharauis con la necesidad de estabilidad y desarrollo. La propuesta de autonomía, respaldada por un número creciente de países, ofrece una vía realista para resolver un conflicto que ha durado demasiado.
En lugar de condenar la visita de Dati, quizás sea momento de que todos los actores involucrados, incluida Argelia, reflexionen sobre cómo contribuir a una solución duradera. El Sáhara no necesita más divisiones ni retóricas inflamadas; necesita diálogo, cooperación y una visión compartida de futuro. Mientras algunos insisten en vivir en el pasado, Marruecos sigue avanzando, con la certeza de que su enfoque es el más viable para garantizar la paz y la prosperidad en la región. La pregunta que queda en el aire es si Argelia estará dispuesta a sumarse a este esfuerzo o si preferirá seguir anclada en posturas que, lejos de resolver el conflicto, lo perpetúan.
Mohamed BAHIA
19/02/2025









