El 2024 ha quedado atrás, dejando tras de sí un rastro de decisiones trascendentales y movimientos estratégicos que definen el pulso político de Marruecos. Bajo la batuta de un Rey Mohammed VI que parece imprimir un ritmo constante de reformas, el año se erige como un jalón importante, un momento de consolidación de logros pasados y, a la vez, de lanzamiento hacia horizontes ambiciosos. Lejos de ser una mera continuidad, este año se siente como un acto de equilibrio delicado entre el mantenimiento de una envidiable estabilidad regional y la profunda transformación interna que el país persigue.
Marruecos, en este 2024, no solo ha mantenido su rol como un actor clave en el Magreb, sino que ha profundizado en la compleja tarea de modernizar sus estructuras internas. Este no ha sido un año de grandes sobresaltos, sino más bien de meticulosa construcción, de cimentar las bases para un futuro que se antoja cada vez más exigente. Analicemos, con la perspectiva que otorga el cierre del calendario, los puntos cardinales de esta intensa travesía.
Gobernanza y Apertura: Más allá del discurso, la implementación
La retórica de la «gobernanza abierta» resuena con fuerza en los discursos oficiales, y 2024 ha visto cómo Marruecos ha intentado traducir estos principios en acciones concretas. La adhesión a las recomendaciones de la OCDE no es un mero formalismo, sino una declaración de intenciones. Sin embargo, la verdadera prueba de fuego reside en la efectividad con la que la transparencia, la participación ciudadana y la colaboración se materializan en la vida cotidiana de los marroquíes.
La plataforma «Chafafiya» y las consultas públicas son herramientas valiosas, pero su impacto real depende de la amplitud de su alcance y de la genuina receptividad de las autoridades a las voces que se expresan. Si bien la intención es loable, la burocracia y la resistencia al cambio pueden actuar como obstáculos silenciosos en este camino hacia una gobernanza más participativa. La clave reside en garantizar que la información no solo sea accesible, sino comprensible y utilizable por el ciudadano de a pie.
Desarrollo Económico: Navegando entre reformas y aspiraciones
El frente económico ha sido un hervidero de actividad. La tan esperada reforma del sistema de pensiones, por ejemplo, representa un paso audaz para abordar un desafío estructural que amenazaba la sostenibilidad del sistema. La transición hacia un modelo de dos pilares es una apuesta por la modernización, pero su éxito dependerá de la capacidad de adaptación de los actores involucrados y de la confianza que genere en los ciudadanos.
El Plan Marruecos Verde, aunque con luces y sombras, ha evolucionado hacia una estrategia más resiliente ante el cambio climático, lo cual es crucial en un país vulnerable a sus efectos. La apuesta por las energías renovables consolida a Marruecos como un líder regional en este campo, pero la diversificación económica y la creación de empleo de calidad siguen siendo asignaturas pendientes. La atracción de inversión extranjera, impulsada por la ZLECAf, ofrece oportunidades prometedoras, pero la competencia global es feroz y la agilidad administrativa será fundamental para capitalizar este potencial.
Sociedad e Inclusión: Tejiendo una red de progreso social
El lanzamiento y la operatividad del Registro Social Unificado (RSU) es, sin duda, una de las noticias más relevantes en el ámbito social. Este instrumento tiene el potencial de transformar la manera en que se distribuyen las ayudas públicas, dirigiéndolas de manera más precisa a quienes realmente las necesitan. Sin embargo, la implementación a gran escala de un sistema tan complejo conlleva desafíos logísticos y la necesidad de garantizar la protección de datos y la equidad en el acceso.
La inversión en educación, con el Programa de Excelencia Escolar, es una apuesta de futuro innegable. La modernización de las herramientas pedagógicas y la formación docente son inversiones necesarias para preparar a las nuevas generaciones para un mercado laboral en constante evolución. En el ámbito de la igualdad de género, aunque se perciben avances, la brecha entre la legislación y la realidad cotidiana persiste, enraizada en estructuras sociales y culturales que requieren un cambio profundo y sostenido. Las iniciativas dirigidas a las mujeres rurales son un paso en la dirección correcta, pero su impacto debe ser evaluado a largo plazo. La sensibilización sobre derechos es crucial, pero debe ir acompañada de medidas concretas que garanticen la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos, desde el acceso a la educación y al empleo hasta la participación política. En paralelo, la consolidación de la identidad cultural amazigh, con una política lingüística más inclusiva, es un reconocimiento importante de la diversidad del país y un paso hacia una mayor cohesión social.
Diplomacia y Posicionamiento Estratégico: Marruecos en el tablero global
En el escenario internacional, 2024 ha reafirmado el papel de Marruecos como un socio fiable y estratégico. La organización de cumbres internacionales no es solo una cuestión de prestigio, sino una oportunidad para consolidar alianzas y proyectar una imagen de estabilidad y dinamismo en una región marcada por la incertidumbre. El fortalecimiento de la relación con la Unión Europea, especialmente en áreas sensibles como la seguridad, la migración y la transición energética, subraya la importancia de Marruecos como interlocutor clave para el bloque europeo.
Por otro lado, la diplomacia marroquí ha continuado su labor en la defensa de su postura sobre el Sáhara. La apertura de consulados en el Sáhara no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia más amplia para consolidar su soberanía en la región. Los éxitos diplomáticos en el seno de la Unión Africana son hitos importantes en este largo camino. Sin embargo, la cuestión sigue siendo compleja y requiere una gestión diplomática constante y hábil.
Mirando hacia 2025 y el futuro: Los desafíos pendientes
El balance de 2024 es, sin duda, positivo en muchos aspectos. Marruecos ha sentado bases sólidas para el futuro, pero los desafíos que se avecinan son numerosos y complejos. La necesidad de fortalecer la equidad territorial es acuciante, reduciendo las disparidades entre las regiones y garantizando un desarrollo más equilibrado. La aceleración de la transición ecológica es una exigencia global a la que Marruecos no puede ser ajeno, y requiere inversiones significativas y un cambio de mentalidad en todos los sectores.
El desarrollo de una economía más resiliente e inclusiva es un objetivo fundamental. Esto implica no solo atraer inversión extranjera, sino también fomentar el emprendimiento local, apoyar a las pequeñas y medianas empresas y crear empleo de calidad para una población joven y cada vez más exigente. Las ambiciones para 2025, que incluyen la generalización de la protección social, la consecución de los objetivos climáticos y la implementación efectiva del Nuevo Modelo de Desarrollo (NMD), son metas ambiciosas que requerirán un esfuerzo coordinado y sostenido por parte de todos los actores.
En definitiva, 2024 se configura como un año crucial en la trayectoria de Marruecos bajo el liderazgo de Mohammed VI. Un año donde la visión de un Estado moderno, abierto y próspero sigue siendo el faro que guía las decisiones y las acciones. Sin embargo, el camino hacia ese futuro deseado está plagado de obstáculos que exigen pragmatismo, audacia y, sobre todo, la capacidad de convertir las promesas en realidades tangibles para el conjunto de la sociedad marroquí. El espejo de 2024 refleja un país en movimiento, consciente de sus fortalezas y desafíos, listo para afrontar el futuro con determinación.
25/12/2024









