El 28 de septiembre de 2024, Hezbollah confirmó la muerte de su líder Hassan Nasrallah, una figura emblemática que lideró el grupo durante más de tres décadas. Nasrallah falleció tras un ataque aéreo israelí en los suburbios del sur de Beirut, en una operación que marcó un punto crítico en la ya tensa relación entre Israel y Líbano.
Desde su llegada al liderazgo en 1992, Nasrallah transformó a Hezbollah en una de las fuerzas militares y políticas más influyentes del mundo árabe, consolidando una resistencia que iba más allá de la lucha contra Israel.

El impacto de su muerte se sintió de inmediato en toda la región. Irán, un aliado clave de Hezbollah, expresó su disposición para desplegar fuerzas en Líbano y Siria, en un intento por llenar el vacío de poder y reforzar su presencia en la frontera con Israel. Esta medida aumenta el riesgo de una escalada militar, no solo entre Hezbollah e Israel, sino también con otros actores regionales, lo que podría desatar un conflicto de mayores proporciones en Oriente Medio.
En el plano interno, la muerte de Nasrallah deja a Hezbollah en una encrucijada, ya que su liderazgo fue crucial para mantener la unidad del grupo y su relación con aliados estratégicos como Irán. La transición hacia un nuevo liderazgo podría generar tensiones internas y alterar el equilibrio de poder dentro del Líbano, un país que ya enfrenta una crisis económica profunda y un estancamiento político prolongado. En este contexto, la estabilidad regional está en juego, y las potencias internacionales observan de cerca los próximos movimientos en Beirut.
28/09/2024