En un giro inesperado que complica aún más el panorama internacional de España, México ha excluido a Felipe VI de la lista de invitados a la toma de posesión de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, programada para el próximo 1 de octubre en Ciudad de México. Este acto ha desatado no solo una crisis diplomática, sino también un debate interno en España sobre la representación internacional del monarca.
El Gobierno de España, declarando inaceptable la decisión de México, ha optado por una postura firme, decidiendo no participar en la ceremonia a ningún nivel. Esta posición ha recibido el respaldo del Partido Popular (PP), con su portavoz Borja Sémper enfatizando la necesidad de respeto hacia el rey y, por extensión, hacia España. «Si Su Majestad el Rey no está invitado, España no está invitada, lógicamente», afirmó Sémper, subrayando la figura de Felipe VI como jefe del Estado.
Por otro lado, la vicepresidenta Yolanda Díaz y otros miembros de Sumar han acatado la decisión del Ministerio de Exteriores, aunque han expresado su deseo de que el Gobierno hubiese estado representado en el evento. Esta situación ha abierto el debate sobre si es adecuado que el monarca represente a España en el exterior, especialmente cuando no es un cargo electo.

El secretario general del PCE y diputado de Sumar, Enrique Santiago, fue más crítico, describiendo a la monarquía como «una anacrónica carga que nos da problemas cuando no ruboriza». En sus palabras, «España estaría muy bien representada por autoridades elegidas democráticamente». Esta opinión refleja una creciente insatisfacción con la tradicional diplomacia monárquica, especialmente en un contexto donde las relaciones internacionales deberían basarse en el respeto mutuo y los derechos humanos.
Sheinbaum justificó su decisión de no invitar al rey por la falta de respuesta a la carta enviada por el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, en marzo de 2019, donde se pedían disculpas por la conquista de México. Esta decisión ha llevado a España a enfrentar crisis diplomáticas con varios países, incluyendo México, Venezuela, Argentina, Israel y Argelia, complicando aún más su escenario internacional.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha solicitado comparecer ante la Comisión de Exteriores del Congreso para explicar esta decisión, destacando la defensa del jefe del Estado como una reacción «lógica, clara y contundente». Mientras tanto, líderes de Podemos como Ione Belarra y Pablo Fernández han criticado la vinculación de la política exterior española con la monarquía, sugiriendo que esto podría estar alienando a España de potenciales aliados estratégicos y afectando la imagen internacional del país.
Este incidente subraya no solo las tensiones entre México y España sino también el debate más amplio sobre la representación política y la adecuación de la monarquía en la diplomacia moderna. A medida que España se prepara para reevaluar su postura y sus alianzas, el mundo observa cómo se desentrañará este complejo entramado diplomático en una era de rápida evolución política global.
26/9/2024