La Cumbre China-África (FOCAC) concluyó con la adopción de la Declaración de Beijing, que establece la construcción de una comunidad de futuro compartido entre ambos. El evento, que se extendió por una semana, estuvo marcado por el anuncio de 50 mil millones de dólares en financiamiento para África durante los próximos tres años, destinados a infraestructuras, agricultura y energías verdes. China también consolidó sus alianzas estratégicas con 30 países africanos, elevando la relación bilateral a un nivel estratégico en la mayoría de los casos.
A pesar de las promesas de cooperación, persisten las preocupaciones africanas sobre la deuda con China y la necesidad de mejores condiciones comerciales. Los países del continente buscan un mayor acceso a los mercados chinos para sus productos agrícolas y manufacturados, así como un mayor desarrollo tecnológico que impulse el empleo local y genere un equilibrio comercial más justo. La cumbre también se caracterizó por un fuerte componente político, con Pekín reafirmando su neutralidad en los conflictos africanos y mostrando un apoyo discreto a países como Malí, en contraste con las posturas de Occidente.
China se presentó como un socio que respeta la soberanía de los países africanos y que no condiciona su ayuda, rechazando la injerencia en asuntos internos y la politización de los derechos humanos. Por su parte, África reiteró su apoyo al principio de una sola China. Este posicionamiento de Pekín busca diferenciarse de la política occidental, mientras que la cooperación con África se consolida en diversos ámbitos, desde lo económico hasta lo político, marcando un nuevo capítulo en la relación bilateral.
07/09/2024