Según informa de Naciones Unidass, la situación en Asia es terrible. En el corazón del Sudeste Asiático, las llamadas «granjas de estafa» operan como verdaderos núcleos de explotación, dirigidas por redes de crimen organizado transnacional. Estos centros, ubicados en lugares como Filipinas, Camboya, Laos y Myanmar, se especializan en estafas en línea y explotación sexual, manteniendo a sus víctimas en condiciones de esclavitud. Aunque parezcan ofrecer servicios de peluquería y masajes, estas instalaciones ocultan cuartos de tortura para aquellos que no cumplen con las cuotas de estafa.
En Filipinas, donde se estima la existencia de 400 de estas operaciones, la Comisión Presidencial contra la Delincuencia Organizada ha llevado a cabo múltiples redadas en colaboración con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). La situación es grave: en 2023 se verificaron 105 casos de homicidios de personas defensoras, y en el primer semestre de 2024, se recibieron 98 denuncias de asesinatos aún bajo investigación.

La coacción es la norma en estas granjas, donde las personas son engañadas para trabajar bajo la falsa promesa de empleos legítimos. Una vez dentro, se enfrentan a la brutalidad y el engaño, obligados a participar en estafas amorosas y otros fraudes bajo la amenaza de violencia extrema. El testimonio de Susan, una víctima que fue atraída bajo engaños a Myanmar, revela la oscura realidad detrás de estas operaciones. Obligada a crear perfiles falsos y engañar a víctimas potenciales, Susan fue brutalmente golpeada al no cumplir con las expectativas de sus captores.
Estas granjas no solo se caracterizan por sus métodos coercitivos, sino también por su estructura dual: mientras los altos directivos disfrutan de lujosas instalaciones, los trabajadores viven en condiciones deplorables. El acceso a servicios básicos está controlado, y cualquier falla se castiga con violencia. Es más, estas operaciones están tan bien equipadas y organizadas que replican sus métodos y materiales a través de las fronteras, complicando los esfuerzos de las autoridades para combatirlas.
La situación demanda una acción coordinada a nivel regional, ya que ningún país puede enfrentar solo este desafío. La UNODC juega un papel crucial en fomentar esta colaboración, ofreciendo asistencia técnica y apoyando las investigaciones forenses digitales necesarias para desmantelar estas redes.
La lucha contra las granjas de estafa es compleja y multifacética, requiriendo un enfoque que abarque desde la protección y el rescate de las víctimas hasta la persecución legal de los criminales responsables. Mientras tanto, las víctimas como Susan y Dylan, quienes ahora colaboran con las autoridades, esperan justicia y la oportunidad de reconstruir sus vidas lejos del alcance de sus captores.
11/7/2024