La escritora Laila Karrouch, nacida en la ciudad de Nador en 1977, se trasladó con su familia a Cataluña, donde creció y vivió gran parte de su adolescencia y adultez. Actualmente, ejerce como enfermera en Francia, profesión que intenta compaginar con su labor de escritora y conferenciante. Después de preguntarle sobre sus obras, “De Nador a Vic” (2004) y “Que Allah me perdone” (2021), el equipo de Marruecom ha querido seguir tratando con Karrouch diferentes temas relacionados con la mujer en la literatura, la mujer migrante en la sociedad, las nuevas generaciones y sus expresiones artísticas, así como el auge de los artistas marroquíes en diferentes países europeos.
P: ¿Cree que la presencia de la mujer como autora, se reconoce más, a día de hoy, en la sociedad española?
R: Las mujeres están dando ese salto. Las mujeres, como dice Virginia Wolf, necesitamos nuestra habitación propia. Es verdad. Yo cuando veo a los hombres, sobre todo, cuando vamos a conferencias, me doy cuenta de esta separación. He estado con padres y la preocupación mía de cuando termina la conferencia de llamar a mis hijas no es la misma que la de ellos. No quiere decir que sean malos padres… simplemente, es diferente. Para ellos, la literatura es su trabajo, es su profesión y algo muy serio. No obstante, cuando se trata de nosotras, consideran que es un hobby. Me gustaría que lo vieran como nuestra profesión y que llegaran a decir “es su profesión, es escritora”. Luego, se puede ser muchas más cosas, claro…. Normalmente, las mujeres siempre tenemos que estar sacrificando más, aunque también es cierto que es parte de nuestra naturaleza.
P: Con respecto al hecho de ser migrante, ¿cómo cree que se ve esto en el mundo de la literatura?
R: Bueno, lo de ser migrante… creo que se puede percibir desde dos focos. A veces, nos va muy bien que saquen este tema porque mi libro está basado en escenarios y personajes muy realistas. De hecho, mi primer libro triunfó porque es una niña inmigrante. Tenemos esta suerte, entre comillas, de poder hablar de cosas que una persona que no sea del país no puede hablar. Sí puede hablar, pero no en primera persona. Yo intento girar la tortilla a todo. En mis obras siempre mezclo lo que es la mentalidad marroquí y la mentalidad española, porque es lo que yo soy, me beneficia, es una parte exótica con la que juego con ventaja.
En verdad, a día de hoy me da igual que me recuerden que soy migrante. Es una sensación que he podido ganar ahora, después de venirme a Francia, porque en Cataluña me preguntaban ¿qué eres? ¿española o marroquí? Es como estar en un círculo. No puedes salir. Cuando vine a Francia me di cuenta de que el mundo es más grande de lo que yo pensaba.

P: Con lo que nos comenta, después de haber estado en Francia, ¿cómo se definiría en la actualidad?
R: Yo soy una persona que ha nacido en Marruecos, soy marroquí. Me siento como un árbol cuando crece al cielo, pero con sus raíces bien definidas. Por lo tanto, mis raíces están ahí. Luego, todo lo demás son experiencias que sigo viviendo y se van sumando. Yo creo que cuanto más sumas, más rico puede ser; me refiero a espiritualmente, mentalmente… Y esto te lo confirmo con este proceso migratorio, este último que he hecho hacia Francia.
Además, me he dado cuenta de una cosa muy curiosa. Es verdad que mi identidad es todo esto, ¿no? Todo lo que he vivido va formando parte de mí, pero al final la vida es un circuito y cuando te haces mayor, ahora que tengo 47 años, me doy cuenta de que necesito volver a mis raíces, a donde nací. De hecho, cuando mi padre me hablaba de que una vez jubilado volvería a Marruecos, yo nunca lo entendía y ahora lo estoy entendiendo porque yo también lo pienso. Además, curiosamente, yo salí de ahí a los 8 años. Así, se puede pensar ¿cómo puedo tener esa sensación de querer volver si me he ido desde tan pequeña? No sé… También te digo que con este último paso hacia Francia me he dado cuenta de que cuando uno aprende un idioma nuevo, como el francés, (ahora que ya llevo seis años lo hablo y me comunico con mis pacientes mucho mejor), se da cuenta de que es como un ciego cuando comienza a ver… No es tan diferente, ni tan exótico como parecía desde el exterior. En el fondo somos iguales todos. Lo único que nos separa es que yo hago Ramadán y mis plegarias y el “otro” no. A veces, ni siquiera eso, porque hay muchos franceses que son musulmanes.
P: ¿Por qué es importante contar con la figura femenina dentro del mundo de la literatura? ¿Por qué las mujeres deberían animarse a escribir más?
R: Bueno, porque las mujeres tenemos que hablar por nosotras mismas, tenemos voz y voto. Vivimos en un mundo de hombres, hecho por los hombres, para los hombres y eso es totalmente injusto. El mundo es de todos y nosotras deberíamos tener las mismas posibilidades y ser valoradas de la misma manera. La mujer en su silencio tiene tantas cosas que contar y tan interesantes…
Por otra parte, además pienso ¿de dónde sale el hombre? Sale de la mujer ¿no? Entonces, si el hombre sale de la mujer, ¿por qué hemos permitido que ellos tengan el mundo, que sea suyo, y quedarnos nosotras en segundo plano? No puede ser, más cuando hablamos de la sociedad actual.
Ahora mismo estoy inmersa en un proyecto donde estoy recordando a la mujer marroquí, la mujer rifeña del pueblo, una mujer luchadora, a la que nunca veías dormir, nunca tenía legañas en los ojos porque nunca dormía más de la cuenta, que soportaba frío, calor… tenían un montón de hijos, se encargaban ellos, mientras los hombres iban a trabajar al extranjero. El hombre también tenía una vida muy dura, lejos de la familia, pero es verdad que se le permitía a él cosas que para la mujer eran impensables.
P: ¿Cree que las nuevas generaciones van a romper con estas diferencias?
R: Yo creo que las nuevas generaciones son distintas, sí que van a acabar con muchos estereotipos, pero, a la vez, a mí me preocupan las redes sociales. Esta pregunta me la he hecho muchas veces. Cuando me monto en el metro de Toulouse, que es donde estoy viviendo ahora mismo, y veo a toda la juventud metida en el móvil, tengo muchas dudas sobre la nueva generación.
P: Y sobre los jóvenes marroquíes migrantes en Europa ¿cree que podrán romper estereotipos negativos acudiendo a la música, la actuación, la literatura…?
R: Sí lo creo, porque, además, a favor de Marruecos, estoy viendo que están haciendo cambios muy importantes. La juventud ya no viene en barquitas, sino que hay muchos jóvenes que vienen a estudiar. Aquí, en Francia, te puedo mencionar, por ejemplo, a varios humoristas como Gad el Maleh, Jamal Debbouze, de origen marroquí, que son muy importantes para los franceses… incluso tienen sus propios programas de televisión…
En España, también se nos tiene que dar la oportunidad, sí… la tenemos que buscar. Y esto es una cuestión que la comunidad marroquí debe fomentar. Incluso, el país tiene que fomentar esto, es decir, señalarles “no sólo vais a trabajar en la obra, desarrollad vuestro arte” …; a los artistas marroquíes hay que darles su valor.
Hay que pensar también una cosa: el mundo artístico en general, quizás no es el caso de los músicos, pero los escritores o los poetas ganamos una miseria, no podemos vivir de lo que ganamos. Entonces sí, es un proceso lento…
P: Pasando a Cataluña, en referencia al público, cuando hace presentaciones ¿existe una diferencia entre el público catalán y el del resto de España?
R: Yo creo que las cuestiones son bastante parecidas. Aunque yo siempre creí que en el sur de España habría más impacto, la verdad es que el público catalán es muy curioso, la gente que viene a escuchar es gente curiosa, que quiere saber, quiere conocer…y te das cuenta de que han leído más obras de autoras árabes y marroquíes. En mi caso, además, cuando voy a institutos, percibo que hay una preocupación, un interés por parte de los profesores en conocer. Quieren transmitir y quieren enseñar. Nos traen a los autores de fuera, y quieren que les expliquemos nuestra historia, nuestra experiencia.
Cataluña es una región que lucha para que su idioma quede vivo, admiran mucho que una persona que viene de fuera escriba en su lengua, le dan muchísima importancia. El hecho de escribirlo y publicarlo en catalán ha sido, sin duda, una ventaja enorme. Aunque he de confesarte que no era mi intención, ni yo lo sabía al escribirlo. Para mí era lo más lógico, escribirlo en catalán porque es el idioma que hablaba.
Equipo de Marruecom
16/05/2024