Los efectos del cambio climático están impactando profundamente la salud global y la integridad del planeta. Este fenómeno no solo modifica los ecosistemas, sino que tiene consecuencias directas en la seguridad y la salud de los trabajadores, quienes suelen ser los más expuestos a estos riesgos, enfrentando peligros con una frecuencia, duración e intensidad mayor que la población general. Estos riesgos laborales se intensifican debido a los patrones cambiantes del clima, como el calor extremo, la radiación ultravioleta, fenómenos meteorológicos severos, la contaminación del aire en los lugares de trabajo, enfermedades transmitidas por vectores y cambios en el uso de productos agroquímicos. Los problemas de salud vinculados al cambio climático abarcan desde el cáncer hasta trastornos respiratorios y cardiovasculares, así como afectaciones psicológicas.
Para garantizar un entorno laboral seguro y saludable, es fundamental abordar estos efectos nocivos del cambio climático. Esto implica integrar la seguridad y la salud en el trabajo dentro de las políticas climáticas y viceversa, incorporando las cuestiones climáticas en las prácticas de seguridad y salud en el trabajo. Puede ser necesario reevaluar o crear nuevas regulaciones a medida que evolucionan estos riesgos climáticos. La colaboración entre gobiernos y agentes sociales es esencial para diseñar políticas de mitigación y adaptación al cambio climático. Es imperativo actuar ahora.

Con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo 2024, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha publicado un nuevo informe titulado «Garantizar la seguridad y la salud en el trabajo en un clima cambiante», que revela datos alarmantes sobre el impacto del cambio climático en la seguridad y salud de los trabajadores.
Desde 2003, la OIT celebra anualmente el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo cada 28 de abril, con el objetivo de promover la prevención de accidentes laborales y enfermedades profesionales a nivel global. Esta iniciativa forma parte de una estrategia más amplia destinada a sensibilizar sobre la magnitud del problema y cómo la promoción de una cultura de la seguridad y la salud puede ayudar a reducir el número de muertes y lesiones relacionadas con el trabajo.
Todos tenemos un papel que desempeñar en la prevención de muertes y lesiones en el trabajo. Los gobiernos deben proporcionar la infraestructura necesaria, incluyendo leyes y servicios, para asegurar que los trabajadores mantengan sus empleos y que las empresas prosperen. Esto implica desarrollar políticas y programas nacionales y un sistema de inspección para hacer cumplir la legislación y las políticas de seguridad y salud en el trabajo. Los empleadores tienen la responsabilidad de asegurar un ambiente de trabajo seguro y saludable, mientras que los trabajadores deben adoptar prácticas de trabajo seguras, conocer sus derechos y participar en la implementación de medidas preventivas.
La pandemia reciente es un claro ejemplo de la necesidad de adaptar las prácticas de seguridad y salud en el trabajo a los nuevos riesgos emergentes. Estos riesgos pueden ser provocados por la innovación técnica, como la nanotecnología o la biotecnología; por cambios sociales u organizativos, como aumentos en la carga de trabajo debido a recortes de personal o malas condiciones asociadas con la migración laboral; o por nuevas formas de empleo, como el trabajo independiente y la subcontratación. Una mayor comprensión científica y una concienciación sobre la importancia de estos riesgos en cada sociedad pueden ayudar a reconocer y gestionar los efectos de factores como los riesgos ergonómicos y el estrés relacionado con el trabajo.
28/4/2024









