
La decisión de Níger, Malí y Burkina Faso de retirarse de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) ha sido un «choque» para la región, generando incertidumbre sobre el futuro de la cooperación regional y la estabilidad política.
«Este retiro plantea serias dudas sobre el futuro del bloque y su capacidad para mantener la cohesión regional», señaló Ryan Cummings, analista de riesgos de Signal Risk, en declaraciones para el medio nigeriano Premium Times.
«La CEDEAO ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo económico y la resolución de conflictos políticos en África Occidental, pero enfrenta desafíos internos y controversias políticas que han debilitado su capacidad para abordar los crecientes desafíos en la región», agregó.
Ornella Moderan, del Instituto Clingendael con sede en La Haya, expresó preocupación por las implicaciones a largo plazo del retiro de estos países. «La CEDEAO podría enfrentar una significativa fragmentación y su capacidad para garantizar que prevalezcan las normas democráticas en la subregión se verá severamente comprometida», afirmó en declaraciones para el mismo medio nigeriano.
Doble rasero de la CEDEAO
El retiro de Níger, Malí y Burkina Faso se basa en lo que estos países consideran sanciones injustas impuestas por la CEDEAO, argumentando que el bloque ha traicionado los ideales de sus fundadores y ha cedido ante las presiones de potencias extranjeras.
«Aunque la CEDEAO había suspendido temporalmente a estos países en respuesta a golpes militares y crisis políticas internas, su decisión de retirarse plantea serias preguntas sobre el futuro del bloque y su capacidad para mantener la cohesión regional», afirmó Cummings.
Además, el retiro de estos países podría tener repercusiones significativas en el comercio y la seguridad regional. Al compartir fronteras con algunos de los estados más inestables de África Occidental, Níger, Malí y Burkina Faso podrían enfrentar desafíos adicionales para garantizar la seguridad de sus ciudadanos y proteger sus intereses económicos en un entorno cada vez más volátil, señala el analista de riesgos.
La falta de notificación oficial de retiro por parte de estos países ha generado incertidumbre sobre el proceso de separación y las implicaciones legales y económicas para todas las partes involucradas. Esto plantea desafíos adicionales para la CEDEAO en su búsqueda de una resolución diplomática y constructiva de la crisis.
El retiro de Níger, Malí y Burkina Faso también plantea preguntas sobre el futuro de la democratización y la gobernanza en África Occidental. «El retiro de estos países podría socavar los esfuerzos de la CEDEAO para promover la democracia y el Estado de derecho en la región», señaló Cummings. «Esto debilitaría la cohesión regional y minaría la autoridad moral del bloque», agregó.
En la misma línea, la CEDEAO es percibida como una organización que carece de coherencia en su promoción de normas y valores democráticos, condenando los golpes militares por un lado pero validando las manipulaciones constitucionales por parte de los gobernantes hambrientos de poder, por el otro. “En gran medida, es este doble rasero lo que, en primer lugar, ha fragilizado la autoridad moral y política de la CEDEAO en la región”, afirmó Moderan.
Con esta triple salida, queda por ver cómo reaccionará la CEDEAO ante esta violación de su ley. Cualquier acción que adopte el bloque contribuirá en gran medida a persuadir o disuadir a los Estados miembros. Cummings sospecha que la CEDEAO exploraría medios diplomáticos para resolver el conflicto.
Por: Soufiane Ben Lazaar
06-02-2024