La batalla judicial entre Jenni Hermoso y Luis Rubiales entra en una nueva fase. La defensa de la futbolista se ha personado en el recurso presentado por el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ante el Tribunal Supremo, con el objetivo de frenar su intento de absolución tras ser condenado por agresión sexual por el beso no consentido en la final del Mundial de 2023.
El exdirigente del fútbol español fue sancionado el pasado febrero con una multa de 10.800 euros tras la resolución del Juzgado Central de lo Penal, fallo que fue confirmado posteriormente por la Audiencia Nacional. No obstante, Rubiales decidió recurrir al Supremo, manteniendo que el gesto fue “un signo de euforia” y no un acto delictivo.
Un beso que marcó un antes y un después
El caso se remonta a la celebración del triunfo de la selección femenina en la Copa del Mundo, cuando Rubiales besó a Hermoso sin su consentimiento en el podio de entrega de medallas. Las imágenes, retransmitidas en directo a nivel mundial, desataron una ola de indignación social, especialmente tras conocerse que la futbolista no había autorizado el gesto.
Durante el juicio, Hermoso relató cómo Rubiales “agarró su cabeza con las dos manos” y la besó por sorpresa, en un momento que ella describió como “una invasión no deseada” en uno de los días más importantes de su vida profesional. La sentencia subrayó que no hubo consentimiento y que el hecho supuso un acto de agresión sexual.
El recurso de Rubiales y el contraataque legal
Pese a la ratificación de la condena por parte de la Audiencia Nacional, la defensa de Rubiales —encabezada por la abogada Olga Tubau— ha insistido en que el acto careció de intención sexual, alegando que “no todo beso sin consentimiento puede considerarse delito”. Tubau ha manifestado su confianza en que el Tribunal Supremo considere esa línea argumental y anule la condena.
Sin embargo, la defensa de Hermoso no se ha quedado de brazos cruzados. Además de oponerse a la petición de absolución, estudia la posibilidad de recurrir también la sentencia inicial para exigir un endurecimiento de la pena. En concreto, plantean que Rubiales sea condenado a un año de prisión por agresión sexual y que se revoque la absolución de los otros tres implicados: el exseleccionador Jorge Vilda, el exdirector de fútbol masculino Albert Luque y el exjefe de marketing Rubén Rivera, acusados de coacciones a la jugadora.
Un caso con implicaciones sociales y legales
Este proceso ha trascendido el ámbito deportivo para convertirse en un símbolo del debate sobre el consentimiento, el abuso de poder y la violencia machista. La defensa de Hermoso mantiene que el beso no fue un gesto aislado, sino el resultado de una presión institucional que se extendió durante días, con intentos de obligarla a justificar públicamente lo ocurrido. Aunque el tribunal absolvió a los tres colaboradores de Rubiales del delito de coacciones, la acusación insiste en que sí hubo presiones y amenazas veladas para forzar una versión favorable al expresidente.
Próximos pasos
El Tribunal Supremo será ahora el encargado de revisar los argumentos de ambas partes. Si acepta el recurso de Rubiales, podría anular la condena y absolverlo. En caso contrario, ratificaría la sentencia y dejaría abierta la puerta a una eventual revisión a la alza, si prospera el recurso de Hermoso.
Mientras tanto, el caso sigue alimentando el debate público sobre los límites del consentimiento y la responsabilidad de las figuras públicas en sus comportamientos. Para muchas voces feministas y del ámbito jurídico, lo ocurrido en aquella final representa mucho más que un gesto desafortunado: es una muestra de cómo el machismo estructural puede infiltrarse incluso en los momentos de mayor gloria colectiva.
1/08/2025









