El bloqueo israelí ha sumido a la Franja de Gaza en una crisis humanitaria sin precedentes. Si bien Israel ha autorizado el lanzamiento de ayuda humanitaria, la realidad sobre el terreno es desoladora. La población se enfrenta a una lucha diaria por la supervivencia, mientras las ONG se esfuerzan por llevar asistencia a una población devastada por meses de hambre y desesperación.
La imagen de aviones militares lanzando cajas de alimentos desde el cielo, lejos de ser una solución, se ha convertido en un símbolo del caos y la desesperación. Reportes desde el paso fronterizo de Zikim pintan un cuadro dramático: la escasez de alimentos, la desorganización en la distribución y la violencia entre los propios habitantes por conseguir una mínima porción de ayuda. La añoranza por la distribución organizada que realizaba UNRWA antes del bloqueo es palpable en las voces de los habitantes de Gaza.
Las ONG, que trabajan contrarreloj en condiciones extremadamente difíciles, denuncian la «mascarada» de los lanzamientos aéreos. Sin información previa sobre la ubicación de los lanzamientos, con paquetes que se estrellan contra el suelo o incluso contra las personas, la ayuda llega de forma errática e insuficiente. Organizaciones como Première Urgence Internationale y Médicos Sin Fronteras (MSF) alertan sobre la gravedad de la situación. La población está «extremadamente demacrada», con casos de muerte por inanición y una creciente malnutrición, especialmente entre mujeres y niños.
La tregua diaria de diez horas anunciada por Israel en tres zonas de Gaza se considera insuficiente para paliar la crisis. Las ONG siguen teniendo dificultades para acceder a muchas áreas, especialmente en el norte y el sur de la Franja, donde la necesidad de agua, alimentos y atención médica es acuciante. Además, la ayuda que llega, principalmente harina, azúcar y arroz, no se adapta a las necesidades de los grupos más vulnerables, como mujeres embarazadas, madres lactantes y niños pequeños, que requieren alimentos terapéuticos para combatir la malnutrición severa.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) advierte sobre el riesgo de una «hambruna catastrófica» si la situación no mejora. Si bien el PMA asegura tener suficientes provisiones para alimentar a la población durante tres meses, la clave reside en la capacidad para distribuirla de manera efectiva y llegar a quienes más lo necesitan. MSF trabaja para reactivar la red de 400 centros de distribución que operaban antes del bloqueo, con el objetivo de garantizar una entrega organizada y priorizar a los más vulnerables.
Mientras la ayuda humanitaria intenta mitigar el sufrimiento inmediato, la solución política al conflicto israelo-palestino sigue estancada. La conferencia internacional organizada por Francia y Arabia Saudita en la ONU, centrada en la solución de dos Estados, representa un esfuerzo diplomático para reactivar las negociaciones y buscar una salida a largo plazo a la crisis. Sin embargo, la persistencia del bloqueo y la ausencia de un horizonte político claro hacen que la situación en Gaza siga siendo extremadamente precaria.
28/07/2025









