La llegada del emisario estadounidense Keith Kellogg a Kiev esta semana, en medio de una escalada en los ataques con drones rusos, se produce en un momento crucial para Ucrania. La promesa del presidente Trump de enviar sistemas de defensa antiaérea Patriot, tras meses de vacilación e incluso amenazas de retirar la ayuda militar, genera interrogantes sobre un posible cambio de rumbo en la política estadounidense hacia el conflicto. Si bien este gesto, junto con la posible oferta alemana de sistemas Patriot, ofrece un alivio inmediato a la asediada nación, la verdadera prueba del compromiso de Washington reside en la posibilidad de un apoyo sostenido a largo plazo.
La visita de Kellogg, envuelta en un halo de expectativa por parte de los ucranianos, se presenta como una oportunidad para enviar un mensaje claro de respaldo político y militar. Sin embargo, más allá del simbolismo, la clave reside en la disposición de la administración Trump y del Partido Republicano de aprobar nuevos fondos para Ucrania en el Congreso. Como señala el analista geopolítico Martin Quencez, director del German Marshall Fund en París, aunque Trump puede utilizar los fondos restantes aprobados durante la administración Biden, un verdadero punto de inflexión sería la aprobación de una nueva partida presupuestaria.
Este escenario, sin embargo, se presenta complejo. La división dentro del Partido Republicano respecto al apoyo a Ucrania, y el temor de Trump al costo político que implicaría impulsar esta iniciativa, dificultan la obtención del respaldo necesario en el Congreso. Mientras tanto, la presión para aumentar las sanciones contra Rusia crece, como lo demuestra la propuesta del senador Lindsey Graham de imponer aranceles del 500% a los países que compren petróleo ruso.
En este contexto, la visita de Kellogg se convierte en una pieza clave para descifrar las verdaderas intenciones de la administración Trump. ¿Se trata de un cambio de estrategia real o de un gesto aislado para aplacar las críticas y responder a la creciente presión internacional? La respuesta a esta pregunta determinará el futuro del apoyo estadounidense a Ucrania y, en última instancia, el curso del conflicto. La retórica y los gestos simbólicos, aunque importantes, no serán suficientes. La necesidad de un compromiso financiero concreto y sostenido es ineludible para que Ucrania pueda enfrentar la agresión rusa con garantías de éxito. La comunidad internacional observa con atención los próximos movimientos de Washington, buscando señales que confirmen un cambio de rumbo definitivo en su política hacia el conflicto.
14/07/2025