Marruecos está consolidando su liderazgo africano en la adopción de tecnologías verdes destinadas a enfrentar la escasez de agua y mitigar los efectos del cambio climático. En este contexto, el Instituto de Investigación en Energía Solar y Energías Nuevas (IRESEN) firmó un acuerdo estratégico con la República Checa para desplegar dos unidades piloto de generación de agua atmosférica, una tecnología innovadora que convierte la humedad del aire en agua potable con bajas emisiones de carbono. El proyecto, respaldado por el programa CzechAid, simboliza la convergencia de seguridad hídrica, transición energética y cooperación internacional.
El sistema seleccionado es la solución portátil Emergency Water from Air (EWA), desarrollada por la Universidad Técnica Checa de Praga y fabricada por KARBOX. Este dispositivo patentado, que ha recibido premios por su eficiencia, será probado en las condiciones climáticas de Marruecos durante dos años para evaluar su capacidad de producción y su potencial de implantación en zonas rurales y desérticas. Según los responsables de IRESEN, esta tecnología podría contribuir a garantizar agua potable en comunidades aisladas que no tienen acceso a plantas de desalación, reforzando así la soberanía hídrica del país.
Para Marruecos, este proyecto es parte de un esfuerzo más amplio por consolidar un ecosistema industrial verde. Según cifras del Ministerio de Transición Energética, el país ya genera más del 40% de su electricidad con fuentes renovables y aspira a alcanzar el 52% en 2030. Estas políticas se alinean con el Nuevo Modelo de Desarrollo, que sitúa la innovación y la sostenibilidad en el centro de la estrategia nacional.
Sí se logra desarrollar con éxito, el impacto de esta tecnología podría extenderse y transformar sectores como la agricultura, los servicios y la industria en regiones áridas, generando nuevas oportunidades económicas y fortaleciendo la resiliencia frente a la crisis climática. Datos del Banco Mundial estiman que en Marruecos, cada año, alrededor del 30% de la población rural sufre algún grado de estrés hídrico severo, una cifra que se prevé que aumente si no se implementan soluciones innovadoras.
La instalación de las primeras unidades piloto está prevista para finales de 2025, marcando el inicio de una etapa de evaluación técnica y exploración de mercado que podría abrir el camino a la fabricación local y a un despliegue regional más ambicioso. Pues de acuerdo con las previsiones del IRESEN, este proyecto pretende sentar las bases para de un modelo tecnológico y económico a mayor escala que permita el acceso al agua en un contexto de cambio climático cada vez con consecuencias más drásticas y prolongadas.
04/07/2025









