En un contexto geopolítico marcado por tensiones arancelarias y competencia estratégica, el petróleo ha registrado una subida significativa este viernes, impulsado por un avance diplomático de gran impacto: la confirmación por parte de Pekín de un nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos. Este giro en las relaciones bilaterales ha insuflado optimismo a los mercados energéticos, al interpretarse como un indicio de mayor estabilidad en la demanda global.
Según la parte china, el pacto contempla una flexibilización por parte de Washington de ciertas restricciones comerciales impuestas anteriormente, a cambio de una mayor apertura de China para permitir la exportación de productos previamente sujetos a controles estrictos. Este paso no solo sugiere una distensión en la confrontación económica entre ambas potencias, sino también una posible reactivación del comercio internacional.
El acuerdo no surge de la nada. Es el resultado de negociaciones sostenidas en Ginebra durante el mes de mayo, donde ambas delegaciones acordaron una reducción provisional de los aranceles punitivos que afectaban a productos clave de ambos países. Este entendimiento ha sido interpretado como un indicio de voluntad mutua de evitar una escalada comercial de consecuencias sistémicas.
El impacto en el mercado petrolero no se hizo esperar. Hacia las 09:15 GMT (11:15 hora central europea), el precio del barril de Brent del Mar del Norte —referencia en Europa y principal termómetro de los precios internacionales— subía un 0,86 %, situándose en 68,31 dólares para entregas en agosto.
En paralelo, el crudo estadounidense West Texas Intermediate (WTI), con entrega para el mismo mes, experimentaba una ganancia del 0,81 %, alcanzando los 65,77 dólares por barril. Ambos repuntes reflejan no solo la respuesta inmediata del mercado ante la noticia, sino también una expectativa renovada sobre el dinamismo económico que este entendimiento podría reactivar.
En suma, este acercamiento entre las dos mayores economías del planeta no solo despeja nubarrones sobre la demanda energética mundial, sino que también reconfigura —al menos de forma temporal— el equilibrio entre la diplomacia y los mercados.
27/06/2025
Abdelhalim ELAMRAOUI









