En el acto institucional celebrado en el Palacio Real de Madrid con motivo del 40 aniversario de la adhesión de España a la Unión Europea, el rey Felipe VI pronunció un discurso en el que defendió con firmeza el proyecto europeo como garantía de paz, libertad y prosperidad. El monarca advirtió que “queda mucho por hacer” y apeló a la responsabilidad colectiva para que las divisiones internas o la pérdida de cohesión no debiliten una construcción que ha sido “el asombro del mundo” y un motor clave de transformación para el país. “O el continente europeo está unido ante desafíos como la guerra, el nacionalismo, el autoritarismo o el cambio climático, o no será”, declaró.
Felipe VI subrayó especialmente la importancia de involucrar a las nuevas generaciones en el proyecto europeo, recordando que para muchos jóvenes la pertenencia a la UE es ya un hecho seguro. En este sentido, remarcó que “no deben dar Europa por asentada” y que la defensa de los valores democráticos y del Estado de derecho requiere de una implicación activa y continua. En un mundo marcado por tensiones geopolíticas y la erosión de las normas internacionales, el rey pidió “trabajar sin fatiga” para mantener viva la Unión y hacerla más cercana a los ciudadanos.
Junto al Rey intervinieron también el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa. Este último evocó la adhesión como el “capítulo más brillante” de la historia reciente de España y Portugal y destacó la evolución del país como “un caso de éxito hermanado con Europa”. Costa aprovechó su intervención para subrayar los desafíos globales compartidos, incluyendo la necesidad de una posición común en conflictos internacionales como Ucrania y Gaza, y en frentes como el cambio climático, la pobreza o la lucha por la vivienda. Reclamó más unidad para afrontar los grandes retos globales y preservar el espíritu de solidaridad europea.
En el acto también se recordó el contexto histórico de la firma del tratado de adhesión, que tuvo lugar el 12 de junio de 1985, en paralelo con Portugal, aunque su entrada en vigor se produjo oficialmente el 1 de enero de 1986. España, entonces una joven democracia tras la dictadura franquista, apostó por integrarse en la Comunidad Económica Europea como vía para garantizar su estabilidad institucional y su modernización económica. Aquel paso fue respaldado por un amplio consenso político y social que marcaría el rumbo del país en las décadas siguientes.
En estas cuatro décadas, España ha pasado de ser un receptor neto de ayudas europeas a consolidarse como uno de los pilares del proyecto comunitario. Los fondos estructurales y de cohesión contribuyeron a transformar sus infraestructuras, su agricultura y su industria, al tiempo que el marco europeo ofreció estabilidad jurídica y financiera. De estar entre los países que eran arrastrados por la dinámica del bloque, España ha logrado posicionarse hoy como un referente dentro del grupo de los Veintisiete.
La ceremonia de conmemoración forma parte de una serie de actos oficiales que culminarán el próximo 18 de junio con el anuncio del último de los Premios Princesa de Asturias de este año, el de Cooperación Internacional.
13/06/2025
María Angélica Carvajal









