En una nueva muestra del avance diplomático de Marruecos en torno a la cuestión del Sáhara, Kenia ha reafirmado su apoyo al plan marroquí de autonomía, considerándolo como la única vía viable y sostenible para resolver este prolongado conflicto regional. El respaldo quedó plasmado en una declaración conjunta emitida tras una reunión en Rabat entre el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita, y su homólogo keniano, Primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores y de la Diáspora, Musalia Mudavadi.
La importancia de esta declaración trasciende lo protocolar. Kenia no solo se adhiere a una postura política determinada, sino que opta por alinearse con una visión que, a juicio de un número creciente de actores internacionales, representa la única alternativa realista y pacífica ante un conflicto que se ha estancado por décadas. En este contexto, Nairobi expresó su disposición a trabajar con otros Estados que comparten esta perspectiva, con el fin de facilitar la implementación del plan.
Este nuevo posicionamiento del gobierno keniano se suma a una tendencia más amplia de reconocimiento internacional a favor de la propuesta de Rabat, presentada en 2007 como marco para una autonomía amplia bajo soberanía marroquí. Tal como subraya el comunicado conjunto, el Reino de Marruecos valora particularmente el reconocimiento de Kenia a los esfuerzos continuos desplegados por el monarca marroquí y su cooperación con las Naciones Unidas, especialmente con el Enviado Personal del Secretario General.
Cabe destacar que ambos países reafirmaron el carácter exclusivo del proceso político liderado por la ONU como único espacio legítimo para abordar la cuestión. De hecho, expresaron su respaldo a la resolución 2756 (2024) del Consejo de Seguridad, que reafirma los parámetros establecidos por la comunidad internacional para alcanzar una solución política, realista, pragmática y consensuada.
Desde una perspectiva geopolítica, la posición de Kenia —uno de los países más influyentes del África Oriental y actor clave dentro de la Unión Africana— constituye un revés para las pretensiones del Frente Polisario y sus aliados, que han intentado en los últimos años consolidar un frente de apoyo dentro del continente. La inclinación de Nairobi hacia la propuesta marroquí debilita aún más la narrativa del Polisario y refuerza el aislamiento diplomático progresivo de sus tesis maximalistas.
Este respaldo también debe entenderse en el marco de una aproximación marroquí que no se limita al terreno político, sino que integra una visión de desarrollo regional y estabilidad basada en la inversión, la conectividad y la integración continental. Marruecos ha logrado articular una estrategia de alianzas con múltiples países africanos, centrada en proyectos concretos y cooperación Sur-Sur, que han dado al reino una posición cada vez más destacada en la arquitectura regional.
En definitiva, el apoyo de Kenia al plan de autonomía marroquí no es un simple gesto diplomático; constituye una manifestación de cómo está cambiando el equilibrio de fuerzas en torno a la cuestión del Sáhara. Mientras Rabat consolida su propuesta como única alternativa seria en el tablero internacional, el apoyo de países estratégicos como Kenia confirma que el enfoque marroquí ya no es solo viable, sino cada vez más inevitable.
Abdelhalim ELAMRAOUI
26/05/2025









