La anunciada conversación telefónica entre Donald Trump y Vladimir Putin, centrada en la guerra en Ucrania, genera más cautela que optimismo en el país invadido. A pesar de la reciente y aparentemente positiva reunión entre Volodymyr Zelensky y el senador estadounidense J.D. Vance en Roma, que contrasta con la tensa reunión en el Despacho Oval en febrero de 2025, los ucranianos se muestran escépticos ante la posibilidad de un cambio en la postura rusa.
Si bien Trump ha expresado su deseo de poner fin al «baño de sangre» en Ucrania, no ha detallado cómo piensa persuadir a Putin para que acepte un cese al fuego. Tras años de conflicto, que se intensificó en 2014, y habiendo presenciado numerosos ceses al fuego y acuerdos violados por el Kremlin, los ucranianos dudan de la voluntad de Putin de abandonar su estrategia bélica.
El rechazo de Putin a reunirse con Zelensky en Estambul y el incumplimiento de los breves ceses al fuego unilaterales declarados durante la Pascua y la conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial refuerzan el escepticismo ucraniano.
Las condiciones rusas para un cese de las hostilidades, invariables desde 2022, son consideradas inaceptables por Kiev, ya que implicarían una capitulación y la cesión de territorios, lo cual violaría la Constitución ucraniana.
Desde Ucrania se insiste en que sólo una mayor presión por parte de los aliados, en forma de sanciones económicas contra Rusia, podría obligar al Kremlin a considerar seriamente un cese de las hostilidades, al menos de forma temporal. La conversación entre Trump y Putin es vista con precaución, sin grandes expectativas de un avance significativo hacia la paz.
19/05/2025









