Pekín se encuentra en una encrucijada. Mientras evalúa la posibilidad de retomar las negociaciones comerciales con Estados Unidos, las consecuencias de la guerra comercial se agudizan, con un desplome de las exportaciones chinas en abril.
El Ministerio de Comercio chino confirmó que está examinando la propuesta estadounidense de diálogo sobre aranceles, tras repetidas señales de Washington. Sin embargo, Pekín insiste en que la eliminación de los aranceles impuestos por Estados Unidos es una condición sine qua non para cualquier negociación. «Estados Unidos debe demostrar sinceridad corrigiendo sus prácticas erróneas y tomar medidas concretas», declaró un portavoz del ministerio, reafirmando la exigencia de que se eliminen «todos los derechos de aduana unilaterales impuestos a China».
La presión sobre China aumenta a medida que se intensifican las consecuencias económicas de la guerra comercial. Datos de Vizion revelan una caída del 48.6% en las reservas de contenedores para envíos a Estados Unidos durante la última semana de abril, en comparación con el mismo período del año anterior. Esta drástica reducción, según Vizion, refleja la «severidad de la reacción del mercado» a los nuevos aranceles anunciados a principios de abril. Los exportadores, enfrentados a una mayor incertidumbre sobre costos, logística y riesgos de inventario, han optado por suspender los envíos.
La tendencia a la baja se confirma con otros indicadores. PortWatch reporta una disminución del 10% en los volúmenes de carga de exportación de China en los primeros 25 días de abril, un marcado contraste con el crecimiento del 4% registrado en marzo. El índice de fletes de contenedores de China (CCFI) también ha caído un 26% desde principios de año, reflejando el impacto de la guerra comercial en los costos de envío.
Ante este panorama, las compañías navieras están reduciendo su capacidad en la ruta transpacífica a un ritmo no visto desde el inicio de la pandemia, anticipando una menor demanda debido a los nuevos aranceles. La guerra comercial, que comenzó en enero con rondas de aumentos arancelarios recíprocos, ha llevado a que la mayoría de las exportaciones chinas a Estados Unidos se enfrenten a sobrecargos del 145%, mientras que los productos estadounidenses que ingresan a China están sujetos a aranceles adicionales del 125%. A partir de este viernes, los pequeños paquetes importados de China con un valor inferior a 800 dólares también estarán sujetos a nuevos aranceles, lo que agrava aún más la situación para los exportadores chinos.
La combinación de la presión económica y la oferta de diálogo por parte de Estados Unidos coloca a China en una posición delicada. Pekín debe sopesar las consecuencias de un conflicto comercial prolongado con la posibilidad de negociar bajo las condiciones impuestas por Washington. El futuro de la relación comercial entre las dos mayores economías del mundo pende de un hilo.
02/05/2025









