La segunda ronda de aranceles impuestos por la administración Trump entró en vigor el 9 de abril, generando una ola de reacciones a nivel internacional y despertando disensiones internas dentro del partido republicano. A pesar de las crecientes críticas, el presidente Trump mantiene su postura firme, mientras que los países afectados prometen medidas de represalia.
Contrario a episodios previos donde Trump ha dado marcha atrás en sus políticas arancelarias, esta vez no hubo cambios de última hora. Los aranceles a las importaciones chinas, que ahora alcanzan el 104%, se mantuvieron como anunciados. Esta decisión se justifica por la falta de respuesta de China a las medidas previas. La consecuencia directa es un incremento superior al doble en el precio de los productos importados de China, golpeando especialmente a los consumidores estadounidenses de bajos ingresos. Empresas como Apple, a pesar de haber diversificado su producción a países como India (26% de aranceles) y Vietnam (46%), también se verán afectadas por el alza de costos. La medida no se limita a Asia; países como Costa de Marfil (21%) y Lesotho (50%) también sufren las consecuencias.
El objetivo declarado es reequilibrar la balanza comercial estadounidense y repatriar empleos, aunque la consecución de estas metas a largo plazo es incierta. Algunos analistas consideran que la motivación principal es de naturaleza política, una demostración de poderío tanto para el electorado interno como para la comunidad internacional. De hecho, Trump ya ha amenazado con nuevos aranceles a productos farmacéuticos. La administración asegura que más de 70 países o bloques económicos han mostrado interés en negociar, sin establecer plazos para las conversaciones. No obstante, China se mantiene firme en su postura, prometiendo una respuesta contundente que podría desencadenar una guerra comercial sin precedentes.
La Unión Europea tampoco se libra de estas medidas, con aranceles del 20%, que llegan al 25% para productos como acero, aluminio y automóviles. Más de 380 mil millones de euros en productos europeos se verán afectados. Sin embargo, sectores como el farmacéutico, el cobre, la madera, los semiconductores y la energía han sido exentos.
Alemania, principal socio comercial de Estados Unidos, sufrirá un duro golpe, con exportaciones a Estados Unidos valoradas en 160 mil millones de euros. Tanto el gobierno alemán como el francés exigen una respuesta firme de la Unión Europea. Robert Habeck, ministro de economía alemán, ha instado a la unidad europea para evitar una escalada de la situación, incluso sugiriendo la posibilidad de represalias contra gigantes tecnológicos estadounidenses como Google y Amazon. Se estima una caída del 15% en las exportaciones alemanas a Estados Unidos, lo cual afectaría significativamente a la ya débil economía alemana.
El sector automotriz alemán, con un 12.5% de sus exportaciones destinadas a Estados Unidos, se enfrenta a un escenario crítico con aranceles del 25%, diez veces superiores a los anteriores. La industria automotriz alemana aboga por una respuesta firme junto a propuestas para la negociación, incluyendo el apoyo a la propuesta de la Comisión Europea de eliminar los aranceles entre Estados Unidos y Europa.
Las medidas de Trump, presentadas como una estrategia de negociación, han generado fricción interna en el partido republicano. Mientras figuras como el secretario de Comercio, Howard Lutnick, defienden la postura presidencial, otros, incluyendo al propio Elon Musk, han expresado abiertamente su desacuerdo, calificando la estrategia de “estúpida” y “irracional”. Senadores republicanos como Rand Paul y Ted Cruz también han alzado su voz, planteando la necesidad de una reconsideración de la política arancelaria. Peter Navarro, el principal arquitecto de esta política, se mantiene fiel a Trump a pesar de la creciente oposición interna. Su postura, basada en teorías cuestionables y en una creciente hostilidad hacia China, se ha convertido en un punto de conflicto dentro del partido.
Estas crecientes disensiones internas plantean interrogantes sobre la sostenibilidad de la política proteccionista de Trump. ¿Es una estrategia coherente o un capricho político con potencial para desestabilizar la economía global? El tiempo lo dirá.
Abdelhalim Elamraoui
09/04/2025









