La tensión entre el magnate Elon Musk y la Casa Blanca ha llegado a un punto álgido. Según informaciones publicadas por el Washington Post, el CEO de Tesla intentó sin éxito persuadir al entonces presidente Donald Trump para que reconsiderara la imposición de aranceles generalizados a las importaciones. Fuentes cercanas a la situación revelaron que Musk realizó gestiones personales, presionando al mandatario para que diera marcha atrás a una política que generó fuertes turbulencias en los mercados y desató la crítica de numerosos líderes empresariales.
Lejos de ceder a las presiones, Trump redobló la apuesta. A los aranceles del 34% anunciados previamente, se sumó la amenaza de imponer un gravamen adicional del 50% a las importaciones procedentes de China. Esta escalada proteccionista pone en una situación extremadamente delicada a empresas como Tesla, altamente dependientes de las cadenas de suministro globales.
La portavoz de la Casa Blanca, Caroline Levit, emitió un comunicado en el que, si bien reconoció la participación de Musk y otros asesores en el proceso de toma de decisiones, recalcó la autoridad final del presidente Trump: «El Presidente ha formado un equipo excepcional de talento y experiencia, con diversas perspectivas. Sin embargo, la decisión final le corresponde a él. Una vez que el Presidente toma una determinación, todos se ponen a trabajar en su ejecución.»
La controversia no se limitó a las conversaciones privadas. Musk, en una demostración pública de desacuerdo, criticó indirectamente al entonces asesor económico de Trump, Peter Navarro, a través de la plataforma X (antes Twitter). Reenvió un video del fallecido economista Milton Friedman, un acérrimo defensor del libre comercio, en un obvio gesto de rechazo a las políticas proteccionistas de la administración Trump. El hermano de Elon, Kimbal Musk, también se sumó a las críticas, calificando los aranceles como un «impuesto permanente» sobre los consumidores estadounidenses en la misma plataforma.
Este episodio pone de manifiesto la compleja relación entre el sector privado y la administración pública, especialmente en un contexto de creciente globalización y tensiones comerciales internacionales. La decisión de Trump, y la abierta oposición de Musk, reflejan un debate fundamental sobre el rol del Estado en la economía y las consecuencias de las políticas proteccionistas en un mercado cada vez más interconectado. Las repercusiones de esta disputa podrían extenderse más allá de Tesla, impactando significativamente en el panorama económico global y la confianza de los inversores. La historia nos mostrará si esta confrontación fue un episodio aislado o un presagio de futuras batallas en el campo de la política comercial.
08/04/2025