
«La máquina de ensuciar está en marcha y todos los medios están a su servicio para alcanzar su objetivo: debilitar el Reino de Marruecos», afirma a Maghreb-intelligence un antiguo embajador francés en Rabat, hoy jubilado.
El proceso parece muy elaborado. Alternar investigaciones no corroboradas de ONG, presuntas independientes, publicar expedientes de prensa y de reportajes supuestamente objetivos en medios supuestamente neutrales, organizar cabales en las redes sociale, y finalmente intentar la “contención diplomática”, afirma la misma fuente.
Para la Dirección General de Seguridad Exterior de Francia (DGSE), dirigida desde hace casi seis años por Bernard Emié, el auge de Marruecos que se parece «extrañamente» al de Turquía es ahora inquietante para París.
Desde Francia, el desafío de Marruecos ha causado un traumatismo, especialmente en el ámbito económico, cultural, militar y sobre todo diplomático.
Mohammed VI insondable para París
Según fuentes bien informadas Maghreb-intelligence, la enemistad de la DGSE hacia Marruecos no data de los últimos años. Se remonta a principios de la década de 2000 y el cambio de reinado en Rabat.
En Francia, pronto se dieron cuenta de la personalidad de Mohammed VI, «rechazaba cualquier injerencia paternalista de París. No tiene el tropismo francés de Hassan II», explican las mismas fuentes.
Mohammed VI instala una nueva dirección en la cúpula del Estado marroquí que los franceses no entienden en absoluto. En el entorno cercano del Soberano, pocos son los que tienen conocidos en Francia. Si los libros sensacionalistas destinados a «presionar» a Marruecos siguen saliendo con metrónomo de regularidad, el Elíseo y el Quai d’Orsay están atentos para evitar un gran deterioro de las relaciones entre los dos países.
Pero a principios de la década de 2010 la situación cambió. Económicamente, Marruecos se arroga cuotas cada vez más importantes en el mercado africano. Bancos, seguros, constructoras, telecomunicaciones, aviación y muchos otros sectores hacen que Casablanca esté más cerca de Dakar, Abiyán y Libreville que de París. En la capital francesa rechinan los dientes. Los éxitos diplomáticos de Rabat han dado un paso imprescindible para que los jefes de Estado del continente confiaran en Marruecos a costa de París, concluye la misma fuente.
17-02-2023