
Javier Valenzuela es un periodista español nacido en Granada en 1954. Su vocación por la escritura se fecundó en el campo de la prensa escrita con una experiencia de 40 años en el dominio. Dicha habilidad de escribir con gran calidad las vivencias y las experiencias que iba atesorando a lo largo de su trayectoria profesional no sólo como periodista y corresponsal distinguido (de El País en Beirut, Rabat, París y Washington), sino también como corresponsal bélico (Iraq, Palestina, Líbano, Irán y Bosnia), jefe de reporteros (Diario Valencia), cronista (La Movida) y un gran libertario pragmático interesado en la política, se ha visto palpada en sus libros periodísticos. Se trata de 10 libros, bajo forma de recopilación de artículos, crónicas, ensayos, análisis y viajes publicados entre 1989 y 2021.
Siendo un escritor generoso, Valenzuela con su profunda predilección por la literatura dio un paso al frente hacia el mundo de la narrativa a través de su primera novela »Tangerina» (2015); presentando un Noir ambientado en la capital septentrional de Marruecos. Tánger ha sido una fuente de inspiración indiscutible para la creatividad narrativa de Valenzuela. Así que la ciudad internacional desde siempre se ha mantenido junto a la mujer como eje crucial tanto en la segunda novela Noir »Limones negros» (2017) como en la recién publicada »La muerte tendrá que esperar» (2022). Más de un lustro de contribución a la novela española no le ha hecho perder de vista el cultivo de otro género literario bajo la misma lupa tangerina, es el relato corto “Hitler en Tánger”, que fue galardonado con el premio Café Español 2019.

Gracias a sus zancadas firmes en el mundo periodístico, su perspicacia en el mundo literario y su vitalismo envuelto en un contexto hispano-marroquí, Javier Valenzuela ha prologado varios libros de diferente índole cuyos autores viven en ambos lados del Mediterráneo (Como Lorca: basado en hechos reales, La vecindad cautelosa y Africalización).
Cabe señalar que Valenzuela recibió el Galardón Intercultura a la Convivencia de Melilla en 2007 y el Premio de Periodismo de Cartelera Turia (Valencia) en 2018.
Es un gran honor entrevistarle a usted, con la ocasión de dar rúbrica a su trilogía Noir tangerina. Muchas gracias por su tiempo.
P- ¿Ud. Cree que los literatos en general y los novelistas en especial han de mantener un compromiso sociopolítico o lo normal es contentarse con su compromiso meramente literario?
R: Gracias a usted por su interés por mi trabajo. Sí, no creo que ningún auténtico escritor pueda vivir en una torre de marfil aislado de los problemas de su tiempo y preocupado tan solo por el olor de las flores y los cantos de los pájaros. Como dijo Federico García Lorca, el escritor debe vivir con su pueblo, debe sufrir y gozar con su pueblo. Esto es particularmente cierto en el caso de la novela, un género surgido para reflejar la realidad y para intentar hacerla más libre, más justa y más hermosa. A mi no me interesan los canallas, los egoístas, los desalmados.
P-¿Ud. piensa que ya es la hora de que los escritores tanto en sus obras como en sus tertulias y vida del día a día se posicionen en contra de todo tipo de corrupción?
R: La corrupción supone robarle el dinero al pueblo para que se lo queden unos sinvergüenzas. Es uno de los problemas más graves de la humanidad, un problema que, además, agrava la desigualdad y la pobreza. Así que la novela, en particular la novela llamada negra o policíaca, debe denunciar sin descanso a los políticos y empresarios corruptos.
P-¿Le parece que la ficción con todas las herramientas literarias que posee, podría reflejar la realidad inimaginable que por mucho que se persigue resulta inatrapable?
R: A mí me interesa la ficción realista, la que cuenta cosas que le ocurren de verdad a los seres humanos. Y, en efecto, la ficción literaria tiene poderosas herramientas técnicas para contar cosas que no puede contar el periodismo o que no pueden probar los policías y los jueces. Y al contar esas cosas, puede iluminar a la gente y puede ayudar a corregir algunas cosas.
P-¿Cuál es el vínculo misterioso que une la gama de los personajes de la trilogía tangerina con el mismísimo Valenzuela? ¿Surgen desde dentro y se desarrollan fuera o el contrario?
R: Como dijo una vez Albert Camus, yo no soy solo el personaje principal de mis novelas, yo soy todos y cada uno de los personajes. Los protagonistas y los secundarios. Los hombres y las mujeres. Los buenos y los malos. El novelista lleva todo un mundo en su interior y así debe contarlo. En mi caso, mis personajes son hombres y mujeres españoles y marroquíes que viven en el Tánger actual, una ciudad abierta y vitalista.
P- Javier Valenzuela ha pasado del protagonismo institucional que reina en la ficción negra contemporánea al protagonismo personal tanto individual como colectivo, encabezado por personajes normales y corrientes, ciudadanos muchas veces sin ningún poder mencionado y de vez en cuando anónimos. ¿Cómo justifica esta tendencia en la trama negra?
R: La novela que me interesa es la que da el protagonismo a individuos corrientes que, enfrentados a una situación nueva y difícil, son capaces de responder como héroes. Creo en el heroísmo de las madres, de los médicos, de los profesores, de los bomberos, de la gente ordinaria. Los poderosos ya tienen muchos instrumentos para hacerse publicidad.
P- Como es sabido, la novela policial negra se destaca por su carácter criminal, violento y a menudo sanguíneo con el fin de destapar lo oculto y resolver lo enigmático; desenmascarando la corrupción, la injusticia y la inseguridad. ¿Cómo ha conseguido desvelar la corrupción en sus varias facetas incluida la del poder político sin sumergir sus letras en un baño de sangre en su lucha por visibilizar lo invisible?
R: Es que creo que una novela negra que tenga varios litros de sangre y varios kilos de vísceras por página es una mala novela negra. Una obra así solo revela la incapacidad del autor para mantener la atención del lector gracias a su habilidad para describir escenas, reproducir diálogos, reflejar con sutileza las dificultades de la vida. Me interesa técnicamente mucho más sugerir el horror que hacerlo explícito.
Por: Khadija TAOUIL – Doctoranda en el Laboratorio de Marruecos y el Mundo Ibérico e Iberoamericano, Universidad Hassan II, Casablanca
01-09-22