27-01-2022
La estabilidad del Reino así como su posición geoestratégica, lo convierten en un socio seguro para China en su proyecto de nuevas rutas de la seda.
Favorecido por una posición geográfica importante, el Reino de Marruecos se ha destacado durante mucho tiempo como el punto de entrada de inversiones en África. Su importante puerto internacional en el Mediterráneo «Tánger Med», clasificado entre los veinticinco principales hubs portuarios del mundo, es también el tercero en cuanto a conexiones por detrás de Shanghái y Panamá. Y esto no se le escapa a China, que durante mucho tiempo ha favorecido a Argelia, por su producción de petróleo. La llegada al poder del presidente Buteflika, en 1999, había favorecido, en su momento, las relaciones con China. Pero eso fue antes. Si Egipto mantiene su liderazgo en el Este del continente con obviamente el Canal de Suez, Marruecos lo extiende hacia el Oeste.
Marruecos, un atractivo múltiple
Desde la última visita del Rey Mohammed VI al líder chino Xi Jinping en 2016, la situación ha cambiado. Los dos países han reafirmado sus compromisos en muchos niveles, diplomático, cultural pero también comercial. Así, el Reino se convirtió en el primer país del norte de África en integrar, en 2017, el gran proyecto de las nuevas rutas de la seda que pretende desarrollar vínculos entre Asia, Europa y África. Esto implica, en particular, la construcción de puertos, ferrocarriles, aeropuertos y, por supuesto, parques logísticos gigantes. Así lo desarrolla la Escuela de Guerra Económica en un informe centrado en las inversiones chinas en África: “Actualmente se está estudiando la apertura de rutas comerciales. Las mercancías llegarían desde el Canal de Suez hasta las costas del Magreb. A continuación, se prevén dos rutas: una primera desde Argel, cruzando de un lado a otro de Argelia, pasando por Tamanrasset y finalizando su recorrido en Lagos. El segundo, más probablemente, seguiría la costa mediterránea hasta el puerto de Tánger y allí utilizaría el corredor mauritano para llegar al África subsahariana y su proximidad geográfica para abastecer a Europa”.
La idónea posición geográfica de Marruecos entre Europa y África, junto con su capacidad de mano de obra cualificada, sus desarrolladas infraestructuras logísticas así como su inigualable estabilidad en la región, explican en gran medida los intereses marcados por la República Popular China respecto al Reino de en detrimento de su vecino, Argelia.
Una tendencia que se confirma con los números. Según Nasser Bourita, Ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, “el comercio bilateral ha crecido un 50% en los últimos cinco años, representando 4 mil millones de dólares en 2016, luego 6 mil millones en 2021. Más de ochenta inversiones chinas están actualmente en curso en Marruecos, agregó.
Una relación confirmada por acciones
El pasado mes de julio, Marruecos y China cumplieron sus compromisos recíprocos. De hecho, los dos países han firmado varios convenios relacionados con el sector de la salud, en particular al acordar la fabricación de la vacuna anti-Covid china, Sinopharm, en territorio marroquí, pero también más amplios y destinados a la implementación conjunta del nuevo «camino». Esta «hoja de ruta» tiene como objetivo específico promover «el acceso a la financiación china para la realización de grandes proyectos en Marruecos, la creación de empresas conjuntas en los sectores industrial y energético, así como la investigación y la cooperación tecnológica». El acuerdo también tiene como objetivo animar a las empresas chinas a invertir en el Reino, cuyos indicadores sitúan la cifra en 380 millones de dólares.
El acuerdo también refrenda la cooperación multilateral y tripartita con el continente africano, particularmente en términos de desarrollo sostenible. Finalmente, Marruecos y China, siendo esta última miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, coinciden en un punto crucial e inminentemente diplomático: la política de no aceptación de intervenciones en asuntos de estados soberanos.