17-12-2021
Dos años después del cierre de las fronteras con Ceuta y Melilla por culpa de la pandemia, y la decisión de Marruecos de cortar definitivamente con la actividad del contrabando, el futuro económico de estas dos ciudades parece amenazado.
Desde marzo de 2020, el fin del contrabando se ha vuelto cada vez más evidente para el disgusto de las familias, especialmente las “mujeres mulas” que están a la vanguardia de este comercio ilícito. Según estimaciones, este comercio generó más de 1.500 millones de euros en ingresos para las dos ciudades, pero causó la pérdida de entre 360 y 540 millones de euros en derechos de aduana anualmente para las autoridades fiscales marroquíes.
Por la otra parte, Ceuta y Melilla han priorizado la modernización de los dos pasajes, pero la reapertura de estos últimos, todavía queda lejos. Para gestionar los aspectos comerciales, sociales y de seguridad vinculados al fin del contrabando, se ha creado una comisión interministerial para la elaboración de una hoja de ruta, para poder sacar a las dos ciudades del coma económico en el que se encuentran actualmente.
En el lado marroquí, se han implementado varios proyectos centrados en particular en los activos forestales y marinos de las ciudades del norte para apoyar a la población que se gana la vida con el contrabando. Algunas mujeres ya están invirtiendo en emprendimiento, con el apoyo de las autoridades locales, mientras que otras se encuentran entre las beneficiarias del Programa de Iniciativas Económicas Integradas que se extiende hasta 2023, del programa de inclusión por actividades económicas, el programa del Ministerio de Solidaridad dedicado al desarrollo de la región, o el Programa para el desarrollo de la economía solidaria.