03-12-2021
El turismo en Marruecos corre el riesgo de recibir otro golpe tras el brutal anuncio del cierre de las fronteras por la variante Omicron, alarmando a los profesionales de este sector vital para la economía del Reino, ya socavada por una crisis sin precedentes desde hace casi dos años.
Avalancha de cancelaciones, cierre de hoteles y agencias de viajes … La suspensión de vuelos regulares, en particular con Francia – cuyos nacionales son los primeros turistas extranjeros – «asesta un golpe fatal al sector», afirma Mohamed Semlali, presidente de la Federación Nacional de Agencias de Viajes de Marruecos (FNAVM).
El 25 de noviembre, Marruecos decidió suspender «hasta nuevo aviso» los vuelos directos desde y hacia Francia, debido al resurgimiento de la epidemia en Francia. Antes de cerrar todas las fronteras aéreas durante dos semanas.
En un comunicado, la aerolínea de bajo coste irlandesa Ryanair dijo el jueves que se ve «obligada» a cancelar todos sus vuelos a Marruecos hasta el 1 de febrero de 2022, «debido a la falta de claridad por parte del gobierno marroquí sobre su prohibición de vuelos», dejando «230.000 pasajeros enfrentando interrupciones en sus planes de viaje».
Los operadores turísticos, que apostaban por las celebraciones de fin de año para recuperarse, ven en rojo que: «Todas las reservas han sido canceladas y la mayoría de los hoteles tendrán que cerrar, sabiendo que la mitad de ellos lo han estado desde el comienzo de la pandemia» en marzo de 2020, lamenta Lahcen Zelmat, presidente de la Federación Nacional de la Industria Hotelera (FNIH).
Caída de ingresos:
El destino de los operadores turísticos no es mejor. » Alrededor del 80% de las agencias de viajes ya están paradas», lamenta Semlali, «y las recientes decisiones van a empeorar nuestra situación».
Bajo el efecto de las nuevas restricciones de viaje, se espera que el sector turístico sufra pérdidas estimadas en «al menos mil millones de dirhams» (88 millones de euros) entre Navidad y Año Nuevo, según un operador citado por el sitio de información económica «Medias24».
Si en 2019 los ingresos del sector turístico rondaron los 80.000 millones de dirhams (7.500 millones de euros) para 13 millones de turistas, habían caído un 65% a principios de 2021, hasta los 28.000 millones de dirhams, según cifras oficiales.
Las pernoctaciones de hotel siguieron la misma tendencia al derrumbarse de 25,2 millones en 2019 a 7 millones en 2020, es decir una disminución del 72%.
Pero tras largos meses de aislamiento, el Reino reabrió gradualmente sus fronteras a partir de junio, permitiendo un repunte de las actividades vinculadas al turismo, que es casi el 7% del PIB.
Durante el período estival, recibió cerca de 2 millones de turistas (contra 165.000 durante el verano de 2020), según el Ministerio de Economía.
Los profesionales esperaban ver el final del túnel con la relajación de las medidas de restricción gracias a la mejora de la situación epidemiológica.
«Muy malas noticias»
Pero eso sin tener en cuenta el nuevo repunte de casos de Covid-19 en Europa, que llevó a las autoridades marroquíes a cerrar las fronteras aéreas primero con Alemania, Países Bajos y Reino Unido, luego con Francia, y finalmente con el resto del mundo desde la medianoche del pasado lunes.
«Estábamos muy optimistas con la llegada del Año Nuevo, pero esta decisión nos tomó por sorpresa. Estábamos al borde de la bancarrota. Ahora hemos entrado en bancarrota», advierte Khalid Mubarak, secretario general de la FNAVM.
Las autoridades justifican estas drásticas medidas «para preservar los logros de Marruecos en la lucha contra la pandemia».
“Es una muy mala noticia para la economía del país porque se aceleró las reservas a Marruecos, que se ha convertido en una alternativa a una serie de destinos cerrados”, analiza para AFP Didier Arino, director de la firma francesa especializada «Protourisme».
Recordando que los franceses representan un tercio de las llegadas, cree que el calendario cae mal: «En las fiestas de fin de año, esperábamos cien mil turistas franceses en Marruecos. Ahora lo están cancelando».
El impacto social también es devastador: entre el 20% y el 30% de los puestos de trabajo en el sector ya han sido destruidos, estima Zelmat, jefe de la FNIH.