
07-09-2021
Los partidos políticos fueron unánimes en sus formas de abordar los asuntos culturales, coincidiendo en su importancia en el desarrollo social y adoptando un discurso orientado a relanzar una política cultural, en el corazón de una noticia arrasada por la pandemia del Covid-19.
Así, surgió un consenso en beneficio del componente cultural en los programas electorales de los partidos políticos en competencia, que enfatizó una ambiciosa revitalización del sector, a través de planes nacionales y regionales, al tiempo que abogaba por su potenciación y su democratización.
Este es el caso de los partidos más representados en el parlamento, que han desarrollado plataformas electorales capaces de impulsar una política cultural al servicio de la creatividad y el desarrollo de la juventud y participar en la creación del llamado “turismo Inteligente”.
Es así como el Partido Concentración Nacional de los Independientes (RNI) ha calificado la diversidad cultural y lingüística del país como una de las áreas estratégicas del desarrollo nacional. En este sentido, propuso la creación del pack “Al Forssa” (oportunidad), para la financiación de proyectos culturales, además de la creación del “pase juvenil”, que se utilizará para ofrecer reducciones juveniles en el ámbito del deporte, la cultura y recreación.
Para el próximo quinquenio, el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM) considera que la cultura es parte integral de toda emancipación individual y colectiva de los jóvenes. En este contexto, se compromete a presentar en 2022 un plan nacional para los jóvenes (2022-2032), que abarca una serie de medidas encaminadas a la inclusión social, cultural, educativa y económica de este amplio segmento de la sociedad.
El partido también pretende dinamizar los centros juveniles y culturales, adaptando sus programas a las expectativas de los jóvenes y configurando una oferta cultural y deportiva diversa, cercana, accesible y gratuita.
En la misma línea, el Partido Istiqlal ha ideado en su plataforma electoral un programa social de 157 medidas destinadas a restaurar el país, impulsar el crecimiento y hacer justicia a las clases medias y populares. La cultura se considera un pilar importante para la producción de riqueza y la creación de empleo.
El partido planea una reforma institucional del sector cultural, a través de una modernización de los mecanismos de apoyo en beneficio del libro, el cine, la canción, el teatro y los festivales, además de la implementación de una estrategia nacional para el desarrollo de la industria de la cultura en el Reino.
El programa también implica el desarrollo de las profesiones musicales, la educación continua en las artes teatrales y un mayor desarrollo del sector cinematográfico, además de la creación de museos digitales.
El Partido Justicia y Desarrollo (PJD), por su parte, anexó la cultura a los servicios de salud y al deporte, destacando en su programa electoral que el desarrollo de los recursos humanos requiere la implementación de una reforma del sistema de educación, formación e investigación científica, además de mejorar y generalizar el acceso a los servicios de salud, cultura y deporte.
En su sección dedicada a la cultura, el PJD también expresó su deseo de acelerar el establecimiento de una estrategia cultural que asocie la cultura con los principios de la religión y la nación, así como sentar las bases de una industria cultural, además de brindar para la implementación de una política cultural que facilite el acceso a los lugares culturales y fortalezca la salvaguarda del patrimonio cultural.
El Movimiento Popular (MP), por su parte, prevé la preservación de los derechos de autor y la generalización del carnet de artista, además de la promoción del turismo cultural.
Al promover la creatividad artística y valorizar el patrimonio local con el establecimiento de una estrategia nacional, a saber, el “Plan Marruecos de las culturas”, el MP considera necesario integrar la dimensión cultural en las políticas públicas para promover la economía nacional y local.
Por su parte, la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) propone ilustrar el papel de la cultura como “diplomacia blanda”, así como impulsar la reforma político-institucional del sector, a través del desarrollo de una estrategia nacional, además de una carta para la cultura.
Estas reformas se llevarán a cabo en particular mediante la creación de una universidad internacional del sufismo, que se arraiga en la diversidad cultural del Reino y el sufismo marroquí, además de la creación de una etiqueta en las industrias artesanales, la arquitectura y la gastronomía.
El partido también tiene como objetivo crear una institución independiente para la promoción de la creatividad artística y la generalización de las «casas marroquíes» a nivel internacional, además de llevar a cabo un proyecto nacional de cultura regional.
Por su parte, el Partido Progreso y Socialismo (PPS) prioriza, en su programa electoral, la educación, la lucha contra el analfabetismo, la salud, la cultura y la ecología y prevé la implementación del proyecto “Cultura marroquí” que consagra los ejes estratégicos y centrales de la cultura en la sociedad.
También espera un aumento gradual del presupuesto dedicado a la cultura en al menos un 3% del presupuesto general, además de la aceleración del nombramiento de los miembros del Consejo Nacional de Lenguas y Cultura de Marruecos.
Para los partidos políticos, la cultura no es un tema de división y de ninguna manera ha sido objeto de debate ya que, en definitiva, tiene de facto su lugar legítimo en las políticas públicas.
A pesar de que estos grupos políticos han adelantado discursos innovadores, abriendo nuevos caminos para relanzar la política cultural, es evidente que no se demoraron en escudriñar de cerca sus propuestas sobre esta temática, frente a la educación, el empleo y la salud, consideradas como sectores más importantes.