
26-05-2021
por: Soufiane Ben Lazaar
La visita del líder del partido de extrema derecha Santiago Abascal a Ceuta, ha sacado a la luz la difícil situación de división política en España en general, y particularmente en la ciudad del norte de África.
La situación de alta tensión vivida hace dos días refleja el cabreo de una población ante sus líderes políticos, ya sea de extrema derecha, después de la “revolución” de los ceutíes en contra del mitin de Abascal, o de izquierda, después de ver el cabreo monumental de los ciudadanos en el recibimiento de Sánchez a la salida del Helipuerto .
No cabe duda hoy que ante esta situación de desconfianza de la ciudadanía, se aprovecha de manera negativa y nefasta por las fuerzas de seguridad, y las imágenes de la violenta intervención policial en Ceuta hablan por sí solas. El exceso de fuerza de las autoridades españolas hacia sus propios ciudadanos justifica de este modo la violencia usada en algunos casos contra los menores inmigrantes no acompañados.
La Unión Europea que dice velar por los derechos humanos debería cuestionar primero al Gobierno de Sánchez, un Ejecutivo desbordado y metido en problemas hasta el cuello. España se encuentra en un momento histórico clave, donde tiene la obligación de corregir el rumbo con sus socios estratégicos, para no desorientarse de sus verdaderos intereses.