
30-03-2021
Antony Blinken, jefe de la diplomacia estadounidense mantuvo una reunión virtual con el secretario general de la ONU el lunes 29 de marzo. Una oportunidad para que Blinken tranquilice a Antonio Guterres sobre el firme deseo del Gobierno de Biden de normalizar sus relaciones con el organismo internacional tras los cuatro años de Donald Trump marcados por las retiradas de Washington de la UNESCO, la OMS o incluso del Consejo de Derechos Humanos, así como recortes en las contribuciones financieras al presupuesto de la ONU.
Un deseo que el portugués quisiera ver traducido en compromisos por parte de Estados Unidos en la resolución de problemas delicados, citando en particular en su discurso Afganistán, Siria, Yemen, Oriente Medio, el Covid-19 y los cambios climáticos.
Mientras Guterres evitó abordar el tema del Sáhara, Antony Blinken planteó la disputa regional reafirmando «el apoyo de Estados Unidos a las negociaciones políticas e instó al secretario general (de la ONU) a acelerar el nombramiento de un enviado personal», se lee en un comunicado del Departamento de Estado.
El nombramiento de un nuevo enviado al Sáhara está retrasado desde mayo de 2019, tras la dimisión «por motivos de salud» del alemán Horst Köhler.