
05-01-2021
La Asociación Karama para el Desarrollo de la Mujer en Tánger, en asociación y coordinación con la Organización Belga KIYO, y el Foro Zahraa para Mujeres Marroquíes, organizaron un seminario nacional sobre la «Lucha contra la exclusión social de las madres solteras y sus hijos», en el marco del proyecto «Unámonos todos por los derechos de todos».
Los trabajos del encuentro comenzaron con la intervención de Wafae bin Abdel Kader, presidenta de la Asociación Karama para el Desarrollo de la Mujer, en la que dijo que el fenómeno de las madres solteras en Marruecos se ha convertido en uno de los fenómenos sociales complejos y entrelazados, dada su conexión con varios ámbitos sociales, culturales, legales, religiosos y sexuales, y constituye un gran choque dentro de las sociedades conservadoras, considerando que el concepto de “la madre soltera» contiene en su profundidad connotaciones contradictorias, que reflejan la realidad social contradictoria, y las discrepancias entre la vida diaria, por un lado, y el desarrollo de los valores comunitarios, por otro.
La presidenta indicó que las madres solteras sufren el estigma social y la exclusión, y la visión inferior persigue también a sus hijos, declarando que la asociación ha asumido el expediente de las madres solteras, brindándoles apoyo y rehabilitación, y también está preparando un estudio de campo a nivel nacional que monitorea las estadísticas desde la realidad y propone soluciones y medidas prácticas.
La profesora Aziza El Bakkali, presidenta del Foro Zahra de Mujeres Marroquíes, atribuyó la exacerbación del fenómeno a varios motivos, entre ellos la falta de educación sexual, y recomendó la necesidad de diligencia para hacer del comportamiento de las personas una conducta sexual adulta y responsable, lo que impone a ambas partes las consecuencias de cualquier relación sexual fuera del marco de la institución del matrimonio.
El Bakkali llamó a la necesidad de cambiar las leyes, de obligar a los padres a asumir todas sus responsabilidades hacia los hijos que han crecido fuera del matrimonio, creyendo que estos últimos no tienen culpa en las miradas de desprecio que los atormentan, y deben ser considerados al igual de los ortos niños.