Con el objetivo de diversificar y ampliar su influencia político-económica y diplomática, Marruecos trabaja este 2025 una estrategia que mira con creciente atención hacia América Latina. El Reino, tradicionalmente vinculado a Europa y África, refuerza su apuesta por una diplomacia Sur-Sur activa y multifocal, encontrando en los países latinoamericanos un nuevo eje de cooperación y oportunidades compartidas. Del otro lado del Atlántico, el interés por Marruecos también crece: gobiernos, cámaras de comercio y universidades latinoamericanas empiezan a reconocer en Rabat un socio estable, estratégico y puente entre África, Europa y el mundo árabe.
Durante los últimos meses, el dinamismo diplomático marroquí en la región se ha traducido en hechos concretos. Varias hojas de ruta actualizadas, con Panamá, Guatemala y Paraguay, definen marcos de trabajo para los próximos tres años en materia de cooperación técnica, intercambio académico y expansión comercial. A ello se suma un hito simbólico y político: la apertura de la Embajada de Ecuador en Rabat, en julio pasado, que refuerza la presencia diplomática latinoamericana en el norte de África y confirma la voluntad de acercamiento mutuo.
En el plano económico, Guatemala es este segundo semestre del año, uno de los países más activos en su acercamiento a Marruecos. Una misión público-privada guatemalteca visita el Reino esta última semana de octubre, con el propósito de explorar oportunidades de inversión, conocer los requisitos de acceso al mercado marroquí y posicionar la oferta exportadora de su país. En ese marco, se discutieron áreas de cooperación en la gestión de recursos hídricos, la producción agroindustrial y ciertas cadenas de valor industriales, consolidando un diálogo pragmático y orientado a resultados.
El país centroamericano, por su parte, busca también atraer inversión marroquí a su territorio, en sectores de interés común como de infraestructura, energías limpias y agricultura sostenible. Se prevé que una delegación empresarial marroquí realice una visita de retorno a Guatemala en febrero de 2026, para profundizar los contactos iniciados.
Otros países centroamericanos, como El Salvador, han dado pasos concretos hacia la diversificación de sus lazos con Marruecos. Desde su embajada en Rabat, se organizó un primer webinar empresarial en mayo pasado con empresarios salvadoreños y marroquíes, destinado a explorar oportunidades de comercio e inversión recíproca. Este diálogo ha coincidido con el envío de las primeras exportaciones de café salvadoreño al Reino, un gesto que ha sido calificado como un inicio exitoso de lo que podría transformarse en una relación comercial sostenida y de largo plazo.
En paralelo, Brasil ha reforzado su interacción económica con Marruecos durante este año, con misiones comerciales realizadas en Rabat y Marrakech, centradas en los sectores de energía, agroindustria y tecnología aplicada al desarrollo sostenible. Las reuniones permitieron identificar sinergias en la producción de fertilizantes, las energías verdes y la transformación alimentaria. Se espera que antes de finalizar 2025 una delegación empresarial marroquí devuelva la visita a Brasil, consolidando una agenda de cooperación económica de alto nivel y ampliando los horizontes del comercio bilateral.
El fortalecimiento de las relaciones con América Latina se inscribe en la visión estratégica del Reino sobre la cooperación Sur-Sur, consagrada como una constante de su política exterior e impulsada desde la visión real. En ese sentido, Marruecos ha hecho de esta cooperación una palanca para el desarrollo humano, la estabilidad y la integración regional. Su enfoque se distingue por la búsqueda de asociaciones de tipo “ganar-ganar”, basadas en la solidaridad, el intercambio de experiencias y la creación conjunta de capacidades en ámbitos clave como la seguridad alimentaria, la gestión sostenible de los recursos y la formación de capital humano.
Además de la dimensión económica y política, el componente académico y cultural emerge como otro pilar esencial de esta nueva dinámica. Varias universidades marroquíes y latinoamericanas, particularmente en Brasil y México, han puesto en marcha proyectos de investigación conjuntos, programas de movilidad y cátedras compartidas sobre temas de derechos humanos, igualdad de género, desarrollo sostenible, energías verdes y gobernanza del agua. Este intercambio de conocimiento científico y técnico refuerza la base intelectual de una cooperación que busca ser integral y duradera.
En materia energética y agroindustrial, los vínculos también comienzan a dar frutos tangibles. Marruecos, pionero en energías renovables y líder africano en producción de fertilizantes, ofrece a América Latina un socio capaz de aportar tecnología, experiencia y capacidad logística. A su vez, los países latinoamericanos aportan recursos naturales, cadenas de producción complementarias y experiencia en gestión comunitaria de proyectos rurales. Esta convergencia de intereses está sentando las bases de un espacio birregional con potencial de crecimiento sostenido.
La nueva etapa de acercamiento entre Marruecos y América Latina representa una reafirmación del papel diplomático proactivo del Reino y de su visión global. A la vez que el interés de los países latinoamericanos por diversificar sus alianzas más allá del eje tradicional norteamericano y europeo, que durante los últimos años ha reflejado cierta inestabilidad económica e incertidumbre política. Es así, como las nuevas condiciones globales parecen trazar una reconfiguración sociopolítica y económica, donde ambos lados del Atlántico Sur parecen reconocerse como socios naturales de una cooperación basada en la confianza, la complementariedad y una visión compartida del desarrollo.
31/10/2025
María Angélica Carvajal









