Marruecos ha decidido mirar al otro lado del Atlántico con una determinación renovada. El país magrebí, que en los últimos años ha consolidado su reputación como destino cultural, gastronómico y paisajístico de primer nivel, quiere ahora seducir al viajero estadounidense, un público exigente, curioso y en búsqueda de autenticidad. La alianza entre el Oficio Nacional Marroquí de Turismo (ONMT) y la Confederación Nacional del Turismo (CNT) marca un punto de inflexión estratégico en esa ambición.
Bajo el lema «Morocco & The American Traveler: Strategy in Action», ambas instituciones reunieron en Casablanca a más de un centenar de operadores turísticos para preparar la próxima ofensiva comercial hacia el mercado norteamericano. No se trató de otro encuentro protocolario: fue, más bien, una sesión de trabajo intensa para ajustar la oferta marroquí a los códigos del consumidor estadounidense y reforzar la profesionalización del sector.
El momento justo: cielos abiertos y nuevos horizontes
La ocasión no podía ser más propicia. El lanzamiento de la conexión Atlanta–Marrakech, programada para el 26 de octubre, amplía una red aérea que ya incluye vuelos directos entre Casablanca y las tres grandes puertas de entrada de Estados Unidos: Nueva York, Washington y Miami. Si añadimos los enlaces con Montreal y el reciente vuelo operado por United Airlines a Marrakech desde Nueva York, el mapa aéreo de Marruecos se parece cada vez más a una autopista transatlántica.
Este despliegue de conectividad es mucho más que una mejora logística: es el trampolín que puede catapultar al país hacia su ambicioso objetivo de alcanzar un millón de turistas estadounidenses al año en el mediano plazo. En 2024 ya fueron más de 400 000 los visitantes provenientes de Estados Unidos, una cifra que demuestra que el encanto marroquí —entre el exotismo medido y la autenticidad bien cuidada— tiene cada vez más adeptos en América del Norte.
Una estrategia basada en el conocimiento y la adaptación
La ONMT y la CNT lo saben: conquistar un mercado tan sofisticado exige escuchar antes de hablar. El taller puso sobre la mesa las particularidades del perfil estadounidense —amante de las experiencias inmersivas, sensible a la sostenibilidad y dispuesto a pagar por la calidad percibida— y llamó a los profesionales marroquíes a repensar su oferta en consecuencia.
“El reto no es solo atraer más visitantes, sino ofrecerles razones para volver”, explicó Achraf Fayda, director general de la ONMT. A su juicio, esta concertación permitirá construir una estrategia “enraizada en las realidades locales pero con ambiciones globales”, anticipando las expectativas de los viajeros de ultramar y consolidando la cuota de mercado del país en el segmento premium.
Por su parte, Hamid Bentahar, presidente de la CNT, apeló a una filosofía de acción: “Oser Ensemble” —atreverse juntos—, una consigna que resume la voluntad de apostar por la innovación, la excelencia hospitalaria y la diversificación responsable. Una forma elegante de decir que Marruecos no quiere ser un destino de paso, sino un laboratorio de turismo sostenible y competitivo.
Más que promoción, una visión de país
El encuentro no dejó lugar a dudas: Marruecos está construyendo una política turística de segunda generación, basada en la inteligencia de mercado, la formación continua y la cooperación público-privada. En un entorno global donde cada destino lucha por diferenciarse, el reino alauí apuesta por una narrativa sólida: hospitalidad genuina, identidad cultural vibrante y apertura internacional.
En definitiva, el país avanza con paso firme hacia su metamorfosis turística. Y lo hace convencido de que el viajero estadounidense —siempre ávido de historias auténticas y horizontes nuevos— encontrará entre los zocos de Marrakech, el viento del Atlántico y la calma del desierto sahariano, mucho más que unas vacaciones: una experiencia transformadora.
Marruecos no solo quiere visitantes. Quiere embajadores emocionados. Y ese, quizá, sea su secreto mejor guardado.
28/10/2025









