Fin de semana de ensueño para los embajadores del fútbol marroquí en Europa. En los estadios más exigentes del continente, los internacionales del Reino han vuelto a demostrar que su talento no es una promesa: es una realidad asentada. Goles, asistencias, liderazgo y clase. Todo ello al servicio de clubes de primer nivel que, jornada tras jornada, confían en el toque magrebí para marcar diferencias.
En Francia, el espectáculo llevó firma conocida. Achraf Hakimi, el lateral con alma de delantero, volvió a dictar cátedra con el Paris Saint-Germain al anotar dos tantos en la victoria ante Brest (3-0). Su actuación fue una mezcla de potencia, precisión táctica y esa facilidad para decidir partidos que ya nadie se atreve a discutir. En la misma liga, Youssef El Arabi continúa escribiendo su propia resurrección goleadora: con el FC Nantes firmó el tanto del triunfo ante el Paris FC, consolidando su papel de veterano decisivo.
Las canteras también aportan lo suyo. Sofiane Diop, con un gol inicial en el triunfo del Niza ante el Rennes, y Abdelhamid Aït Boudlal, joven producto de la Academia Mohammed VI, encarnan el relevo generacional que se asoma con fuerza. En Lille, Hamza Igamane inauguró una goleada (6-1 frente al Metz) que confirma la presencia sostenida de la escuela marroquí en la Ligue 1: técnica, frescura y audacia táctica.
En Inglaterra, donde los partidos se deciden en milímetros y minutos añadidos, Chemsdine Talbi se vistió de héroe para el Sunderland, marcando en el minuto 93 el gol que tumbó al Chelsea. Un suspiro de gloria en la Premier League que recuerda que el fútbol, además de músculo y millones, también premia la inspiración.
En España, Azzedine Ounahi volvió tras su lesión y dejó su huella en el 3–3 que el Girona arrancó ante el Oviedo, demostrando su versatilidad en el mediocampo. Más al norte, en los Países Bajos, se vivió un duelo de acento marroquí: Ismael Saibari brilló con un triplete espectacular en la victoria del PSV, mientras Oussama Targhalline respondía con un tanto para Feyenoord.
Desde el Pireo, Ayoub El Kaabi estiró su racha con el Olympiacos y ya suma seis goles en la liga griega, y en Turquía, el siempre efectivo Youssef En-Nesyri firmó un doblete en el 4–0 de su equipo contra Gaziantep. Cerrando la jornada europea, en Portugal, Yanis Begraoui rescató para el Estoril un punto vital al transformar un penalti frente al Nacional de Madeira.
La lista de protagonistas es larga, pero el mensaje es claro: el fútbol marroquí vive un momento dorado de consolidación internacional. Lo que antes era un puñado de talentos dispersos hoy se ha convertido en una generación estructurada, con ADN competitivo y una formación que nada tiene que envidiar a los clásicos semilleros europeos.
Estos jugadores no solo compiten: marcan tendencia. Representan un modelo de profesionalismo que eleva la imagen del fútbol marroquí y alimenta la ambición colectiva de un país que, tras su histórica actuación en el Mundial, ha dejado de soñar con pertenecer a la élite para empezar a comportarse como parte de ella.
Europa los observa con respeto. Marruecos, con orgullo.
28/10/2025









