Un reciente informe de la plataforma especializada española Defensa arroja luz sobre la creciente divergencia entre las estrategias militares de Marruecos y Argelia, en un contexto de renovada carrera armamentística en el Magreb. Mientras Rabat ha optado por un modelo de modernización tecnológica y desarrollo industrial propio, Argelia continúa cimentando su doctrina de disuasión en un gasto militar cuantitativamente abrumador.
Según los datos del informe, el Proyecto de Ley de Finanzas de Marruecos para 2026 refleja una clara voluntad de consolidar un ejército tecnológicamente avanzado y cada vez más autosuficiente. Con una dotación global de 157.170 millones de dirhams (alrededor de 14.700 millones de euros), el presupuesto de defensa marroquí alcanza un récord histórico. Esta cifra no solo cubre la adquisición de armamento, sino también la mejora de infraestructuras y la expansión de la base industrial de defensa, con un aumento del 17,7 % respecto al año anterior.
Dentro de ese marco financiero, se destinan 55.300 millones de dirhams (unos 5.150 millones de euros) al gasto efectivo anual, que incluye salarios, mantenimiento y compromisos contractuales ya firmados. Pero la orientación estratégica de estos fondos va más allá del corto plazo: el objetivo es doble. Por un lado, culminar los programas de modernización de las Fuerzas Armadas Reales mediante la incorporación de sistemas de combate avanzados y tecnologías de nueva generación. Por otro, fortalecer la industria nacional mediante asociaciones de producción y transferencia tecnológica con países como Estados Unidos, Israel, India y Turquía.
Este esfuerzo apunta a reducir la dependencia externa y a asentar los cimientos de una autonomía industrial en áreas críticas como la fabricación de munición, el mantenimiento de equipamiento y el desarrollo de sistemas tácticos ligeros. El proyecto financiero incluye además la creación de 5.500 nuevos empleos militares y un incremento presupuestario para el Centro Real de Vigilancia Espacial, señal del creciente papel que la inteligencia y la observación satelital desempeñan en la doctrina de defensa marroquí.
Por el contrario, Argelia mantiene una lógica completamente distinta. Su presupuesto de defensa para 2026, que asciende a 3,205 billones de dinares (unos 21.100 millones de euros) en créditos de ejecución, y 3,305 billones (22.800 millones de euros) en compromisos, evidencia una estructura enfocada a cubrir pagos inmediatos y contratos de armamento de corto plazo. Buena parte de este gasto se orienta a la adquisición de material ruso de última generación, entre ellos 12 cazas Su-57, 14 Su-35 y 14 bombarderos Su-34, cuya entrega está prevista antes de finales de año.
El informe de Defensa subraya que este volumen de inversión no constituye una excepción, sino una política sostenida que ha convertido a Argelia en uno de los principales importadores de armas del continente. Su modelo se apoya en una lógica de disuasión basada en el número: mantener un ejército de gran tamaño equipado con armamento pesado, aun a costa de una elevada carga de mantenimiento y de una dependencia casi total del sector energético.
Las cifras comparativas son reveladoras. En relación con su PIB, el gasto militar marroquí —5.100 millones de euros, equivalentes al 3,4 % del PIB nacional y al 7,6 % del presupuesto del Estado— se sitúa en un nivel prudente aunque superior al promedio europeo. En el caso argelino, los 22.100 millones de euros de gasto militar representan el 8,9 % del PIB y el 15,1 % del presupuesto nacional, colocándola entre los países con mayor proporción de gasto en defensa del mundo, incluso por encima de potencias petroleras como Arabia Saudí.
El contraste entre ambos modelos va más allá de los números. Mientras Argelia destina al sector militar más recursos que a la educación y la salud combinadas (18.500 millones de euros), Marruecos mantiene un equilibrio más diversificado, donde la suma de los presupuestos educativo y sanitario —13.900 millones de euros— supera holgadamente al de defensa. Este enfoque se alinea con la estrategia marroquí de priorizar el desarrollo humano y la estabilidad social.
En conclusión, el análisis de Defensa muestra dos visiones opuestas del futuro estratégico en el norte de África. Marruecos se orienta hacia un modelo de “poder inteligente”, combinando tecnología, industria y cooperación internacional para construir una capacidad defensiva sostenible. Argelia, en cambio, sigue apostando por el “volumen disuasorio”, un enfoque costoso que le garantiza fuerza numérica pero que podría tensionar su economía a medio plazo.
La carrera no es solo militar, sino conceptual: Rabat busca la eficiencia tecnológica; Argel, la supremacía cuantitativa. El desenlace de esta dualidad marcará el equilibrio de poder en el Magreb durante la próxima década.
27/10/2025









