El apoyo internacional al Plan de Autonomía propuesto por Marruecos para el Sáhara ha dejado de ser únicamente un gesto diplomático para convertirse en un motor de atracción económica. Muestra de ello, fue la invitación del ministro de Asuntos Exteriores marroquí Nasser Bourita, durante una conferencia en Bruselas, donde instó a los empresarios belgas a invertir en esa zona como parte de la visión del Rey Mohammed VI de transformar la región en un polo de desarrollo y cooperación africana.
Este ofrecimiento y encuentro coincidió con el anuncio del viceprimer ministro belga, Maxime Prévot, quien confirmó que su país adoptará una nueva posición “avanzada” sobre el Sáhara, alineando su acción diplomática y económica con la soberanía de Marruecos sobre el territorio.
Ya varios países aliados, entre ellos Francia, Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido, han reafirmado su reconocimiento del plan marroquí como la vía más realista y creíble para resolver la cuestión del Sáhara. En consecuencia, la región ha comenzado a atraer un volumen creciente de inversiones. Solo en 2024, la región recibió más de 10.000 millones de dirhams (unos 900 millones de euros) en proyectos estructurales, según datos del Ministerio de Economía de Marruecos. Empresas estadounidenses han participado en el desarrollo de infraestructuras portuarias y energéticas en Dajla y En Aaiún, mientras que Francia organizó recientemente el Foro Económico Francia-Marruecos en Dajla, reuniendo a más de 150 compañías interesadas en sectores como las energías renovables, el turismo y la logística marítima.
Durante la conferencia, Bourita destacó que Bélgica, actualmente 13º socio comercial y 17º inversor de Marruecos, tiene un amplio margen para fortalecer su presencia económica, especialmente en industrias emergentes como el hidrógeno verde, las energías limpias y las infraestructuras regionales. En este sentido, el Sáhara, en particular Dajla, ofrecen una posición estratégica para conectar los mercados europeos con África Occidental y Central, lo que las convierte en un eje natural para la cooperación económica intercontinental.
De esta manera, el respaldo diplomático a la soberanía territorial de Marruecos se ha convertido en una dinámica tangible de crecimiento y confianza inversora. El Sáhara constituye un modelo de desarrollo africano sostenible, donde convergen la estabilidad política, la conectividad regional y la apertura internacional; y Marruecos, con el apoyo creciente de sus socios, avanza en su objetivo de convertir esa zona en un motor de integración económica entre Europa y África.
23/10/2025
María Angélica Carvajal