En un escenario global marcado por transformaciones profundas, Marruecos busca consolidar su posición frente al grupo BRICS+, apostando por asociaciones pragmáticas y flexibles que refuercen su internacionalización sin comprometer su autonomía estratégica.
La reconfiguración del orden mundial, caracterizada por tensiones geopolíticas persistentes y la emergencia de polos de poder múltiples, obliga al Reino a revisar sus vínculos con este conjunto de diez países del Sur global, integrando grandes economías emergentes. Según un informe reciente del Instituto Real de Estudios Estratégicos (IRES), Marruecos adopta desde 2012 un enfoque prudente: prioriza la cooperación bilateral sobre una adhesión formal al bloque, manteniendo una estrategia adaptable que le permite aprovechar oportunidades sectoriales y tecnológicas sin quedar atrapado en rivalidades internacionales.
El estudio identifica tres líneas principales: la lectura del nuevo contexto internacional, la caracterización de las relaciones diferenciadas del Reino con los BRICS+, y las posibles alianzas hacia 2035. El informe subraya la necesidad de una política de equidistancia que combine cooperación selectiva, consolidación de influencia regional y fortalecimiento de la proyección internacional de Marruecos.
Marruecos ante un mundo fragmentado e incierto
El informe destaca que el período posterior a la pandemia está marcado por una “policrisis” global: tensiones de seguridad, desafíos climáticos, presiones migratorias y un resurgimiento de soberanismos. Frente a las limitaciones del unilaterismo occidental, los países del Sur global, representados en el BRICS+, buscan redefinir reglas e instituciones internacionales, aunque enfrentan tensiones internas como las de China e India o Irán y Arabia Saudita.
En este contexto, Marruecos apuesta por su estabilidad, su diplomacia activa y su posición geoestratégica para consolidarse como potencia regional con proyección internacional. Iniciativas como la transición energética, la valorización del capital humano, la soberanía hídrica y alimentaria, junto con la expansión de la economía azul y las industrias de alta tecnología, reflejan una voluntad de transformación orientada hacia el largo plazo y la inserción en cadenas de valor globales.
Relaciones bilaterales con los BRICS+: cooperación diferenciada
El informe del IRES señala que Marruecos mantiene vínculos bilaterales con cada miembro de los BRICS+ con intensidad variable. China, India, Brasil y Rusia son socios estratégicos consolidados, mientras que Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto representan un polo árabe emergente dentro del grupo. Esta política permite al Reino combinar independencia de decisión con aprovechamiento de oportunidades sectoriales, tecnológicas y financieras.
Sin embargo, la adhesión formal al bloque sigue siendo incierta. El estudio identifica debilidades estructurales, como la heterogeneidad política, rivalidades internas y ausencia de un programa común cohesionado. Incluso el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), principal instrumento operativo del grupo, aún no rivaliza con instituciones tradicionales como el Banco Mundial o el FMI.
El informe sugiere que un acercamiento parcial, basado en sectores estratégicos como clima, tecnología digital o financiamiento alternativo, es más compatible con los intereses nacionales y permite consolidar la internacionalización del Reino sin comprometer su autonomía.
Escenarios de alianzas hacia 2035
De cara a la próxima década, el IRES identifica cuatro posibles escenarios para Marruecos: mantener el statu quo de cooperación bilateral; avanzar hacia una integración gradual por sectores; sumarse formalmente al bloque; o reforzar la distancia para fortalecer lazos con otros polos, como el G7 o alianzas euro-atlánticas.
Cada escenario implica riesgos y oportunidades. Una adhesión plena aumentaría la visibilidad internacional y el acceso a financiamiento, pero expondría al Reino a conflictos internos del bloque y a tensiones con la Unión Europea, su principal socio comercial. En cambio, una postura más selectiva permitiría potenciar dinámicas de cooperación Sur-Sur sin comprometer relaciones estratégicas preexistentes.
El informe recomienda, por tanto, una estrategia de “agilidad internacional”: Marruecos debe reforzar su influencia dentro de los BRICS+ sin alinearse automáticamente con sus lógicas. Esto implica priorizar relaciones sectoriales y subgrupos específicos: el polo árabe (Arabia Saudita, EAU y Egipto) ofrece convergencias económicas y culturales; China e India presentan oportunidades en tecnología, industria y clima; y los miembros africanos del bloque requieren vigilancia diplomática ante posturas a veces hostiles.
En definitiva, Marruecos, reconocido por su multilateralismo pragmático, tiene la oportunidad de actuar como puente entre los distintos polos de poder, promoviendo la cooperación internacional y la integración gradual en dinámicas globales emergentes, sin sacrificar sus alianzas euro-atlánticas ni su proyección regional.
25/08/2025