El 19 de agosto, París volvió a convertirse en un escenario clave para la diplomacia de Oriente Medio. El ministro sirio de Asuntos Exteriores, Assaad al-Chaibani, y el titular israelí de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, mantuvieron un encuentro orientado a frenar la espiral de tensiones que, desde hace meses, amenaza con desbordar las fronteras del sur de Siria. La agencia oficial siria Sana confirmó que las conversaciones se desarrollaron con el respaldo de Washington, en el marco de los intentos de la Casa Blanca por estabilizar un frente altamente volátil.
Una agenda limitada, pero reveladora
A diferencia de las aspiraciones de Estados Unidos, que desde hace años impulsa una eventual normalización entre Damasco y Tel Aviv, el encuentro de París tuvo un alcance más pragmático. Según medios estatales sirios, las conversaciones se centraron en dos puntos esenciales: la no injerencia en los asuntos internos de Siria y la reactivación de mecanismos que garanticen la estabilidad regional, con especial énfasis en el sur del país.
Uno de los temas planteados fue el posible retorno al acuerdo de separación de fuerzas de 1974, que estableció una franja de distensión entre ambos Estados tras la guerra de Yom Kipur. La referencia a este marco histórico muestra que, pese a las tensiones abiertas, ambas delegaciones buscan fórmulas que ya han demostrado cierta eficacia en el pasado.
Soueida, epicentro de la crisis
La provincia drusa de Soueida se ha convertido en el punto más sensible de la actual crisis. Allí, enfrentamientos entre tribus suníes y combatientes drusos han dejado más de 1.400 muertos, según cifras de organizaciones no gubernamentales, y han provocado la intervención directa de Israel. Tel Aviv justifica su acción alegando que busca proteger a la comunidad drusa, mientras que Damasco denuncia un ataque a su soberanía.
El episodio más crítico se produjo en julio, cuando la aviación israelí bombardeó el palacio presidencial y el cuartel general del ejército sirio en Damasco para presionar la retirada de tropas gubernamentales de Soueida. Bajo presión internacional, un alto el fuego fue alcanzado el 19 de julio, tras la mediación de Washington, pero se mantiene frágil y constantemente amenazado por nuevas escaladas.
Diplomacia recurrente y riesgos latentes
Aunque Siria e Israel siguen técnicamente en estado de guerra, los contactos entre al-Chaibani y Dermer ya no son excepcionales. Este mismo año se habían celebrado reuniones en París y en Bakú, siempre con la mediación de Estados Unidos. La recurrencia de estos encuentros revela tanto la gravedad de la situación como la necesidad de abrir canales de comunicación en un contexto de violencia creciente.
Lo que está en juego no es únicamente la seguridad de Soueida, sino la posibilidad de que un conflicto local derive en una confrontación directa de mayor alcance. En ese sentido, los diálogos en París no representan una normalización plena de relaciones, pero sí un intento de gestión de crisis que busca evitar una conflagración más amplia en Oriente Medio.
20/08/2025









