La presencia de combatientes extranjeros en Siria sigue siendo uno de los principales obstáculos para avanzar hacia una verdadera justicia transicional tras casi catorce años de guerra. Entre ellos, además de grupos como Hezbollah, los hutíes, las milicias iraquíes y afganas apoyadas por Irán, aparecen nombres menos conocidos pero significativos: combatientes del Frente Polisario, tal y como señala el medio de comunicación Dawn.
En este sentido, tal y como aparece en el artículo de Rena Netjes, del grupo mencionado, diversas investigaciones y documentos de inteligencia muestran que miembros del Polisario, organización político-militar respaldada por Argelia, llegaron a Siria para combatir junto a las fuerzas de Bashar al-Assad, recibir entrenamiento militar del Hezbollah y, en algunos casos, integrarse en brigadas del ejército sirio.
A este respecto, un informe de Deutsche Welle Arabic, publicado en mayo, mostró imágenes inéditas de combatientes de la procedencia mencionada en Siria, confirmando la presencia de al menos 120 efectivos desde los primeros años del conflicto. Archivos sirios fechados en 2012 y posteriormente filtrados corroboraron la integración de estos milicianos en cuatro brigadas del ejército árabe sirio.
El tema no es nuevo; de hecho, en 2018, el entonces ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, denunció públicamente que Irán y Hezbollah estaban suministrando armas y entrenamiento al Polisario, incluso a través de la embajada iraní en Argel.
La relación entre Damasco y el Polisario se habría fortalecido a través de un “oficina política” instalada en la capital siria, que funcionaba como plataforma de enlace para todo Oriente Medio. Aunque algunos investigadores sostienen que no hubo entrenamiento directo en suelo sirio, múltiples fuentes confirman que muchos de sus combatientes recibieron instrucción en campamentos del Hezbollah en el sur del Líbano.
Tras la caída parcial del régimen en distintas zonas, varios combatientes del Polisario huyeron hacia el Líbano y otros fueron detenidos por las nuevas fuerzas de seguridad sirias. Reportes independientes aseguran que, solo en la región de Idlib, decenas de combatientes fueron arrestados en 2022 y 2023, algunos acusados de crímenes de guerra contra civiles.
Mientras tanto, el Polisario niega cualquier implicación militar en Siria, calificando las acusaciones de “propaganda marroquí” y aseguró que el movimiento mantiene como principio la no injerencia en asuntos internos de otros países.
Sin embargo, la realidad en el terreno muestra otra cara: las detenciones, los vínculos documentados con Hezbollah e Irán y los testimonios de investigadores y autoridades locales apuntan a una participación activa de combatientes saharauis en la guerra siria.
Por su parte, la Comisión Siria de Justicia Transicional reconoce que estos casos son un desafío mayor. Su presidente, Abdel Basset Abdel Latif, declaró recientemente que no solo deben investigarse los crímenes del régimen de Assad y de su círculo cercano, sino también los de milicias extranjeras que combatieron en el país, incluido el Hezbollah y el Polisario.
Más allá de las cifras y los informes, la presencia de combatientes del Polisario en Siria pone de relieve un problema estructural: la instrumentalización de milicias extranjeras en conflictos internos, una práctica que ha dejado cicatrices profundas y que amenaza con perpetuar la impunidad.
16/08/2025









