En una escalada de tensiones sin precedentes, la administración Trump ha impuesto aranceles del 50% a productos brasileños clave, como el café, la carne y el pescado, mientras intensifica la presión sobre el sistema judicial brasileño. Esta medida, disfrazada de preocupación por la «seguridad nacional» estadounidense, se interpreta como un claro apoyo a Jair Bolsonaro, investigado por un supuesto intento de golpe de Estado tras su derrota electoral en 2022.
La decisión de Trump, anunciada tras días de amenazas veladas, no se enmarca en un conflicto comercial tradicional. Su objetivo no es proteger la industria estadounidense, sino castigar al juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes, a quien acusa de liderar una «caza de brujas» contra Bolsonaro. El Departamento del Tesoro estadounidense ha impuesto sanciones a Moraes, congelando sus activos en Estados Unidos y prohibiendo a ciudadanos y empresas estadounidenses realizar transacciones con él. Esta medida, sin precedentes contra un «agente de un régimen democrático», se suma a la prohibición de entrada a Estados Unidos impuesta a todos los jueces de la Corte Suprema brasileña y sus familiares.
La justificación de la Casa Blanca para los aranceles, que entrarán en vigor el 6 de agosto con excepciones para productos como el jugo de naranja y el petróleo, se basa en una supuesta «amenaza inusual y extraordinaria» que representa Brasil para Estados Unidos. Sin embargo, el verdadero foco de la disputa es la figura de Moraes, quien lidera las investigaciones contra Bolsonaro y se ha convertido en el blanco predilecto de la extrema derecha brasileña y sus aliados trumpistas. El ex-presidente, que enfrenta una posible condena de más de 40 años de prisión, cuenta con el apoyo incondicional de Trump, quien parece dispuesto a utilizar todo su arsenal político y económico para protegerlo.
Mientras los productores brasileños de café expresan su preocupación por el impacto de los aranceles en el mayor mercado consumidor del mundo, el presidente Lula da Silva ha prometido defender la soberanía de Brasil frente a la injerencia estadounidense. La tensión política se palpa en el aire, con los partidarios de Bolsonaro convocando a manifestaciones en todo el país. El escenario se presenta complejo y volátil, con consecuencias impredecibles para las relaciones bilaterales entre Brasil y Estados Unidos. La jugada de Trump, arriesgada y polémica, podría desencadenar una guerra comercial con motivaciones puramente políticas, poniendo en jaque la estabilidad de la región y elevando la temperatura del tablero geopolítico global.
31/07/2025









