El nuevo gobierno británico encabezado por Sir Keir Starmer enfrenta una creciente presión política y diplomática para reconocer oficialmente al Estado Palestino, en un contexto internacional marcado por la intensificación de la crisis humanitaria en Gaza y por la decisión de varios países europeos de avanzar unilateralmente en ese sentido. La cuestión ha adquirido un carácter urgente no solo por razones humanitarias, sino también por la necesidad de reposicionar al Reino Unido como actor relevante en los esfuerzos internacionales para una solución política al conflicto israelí-palestino.
Este jueves 25 de julio, Francia anunció su intención de reconocer al Estado palestino “en los próximos meses”, sumándose a España, Irlanda y Noruega, que ya formalizaron ese paso en 2024. Estas decisiones han reactivado el debate dentro del Parlamento británico, donde miembros del Comité de Asuntos Exteriores, en particular parlamentarios laboristas y liberales demócratas, consideran que el reconocimiento de Palestina es un derecho inalienable que no debería depender de las negociaciones con Israel. Por el contrario, diputados conservadores insisten en que ese reconocimiento debe formar parte de una solución de dos Estados, acordada como parte de un proceso negociado más amplio.
En ese sentido, el liderazgo laborista, aunque ha manifestado su voluntad de avanzar hacia ese reconocimiento, ha adoptado hasta ahora una postura cautelosa. Sir Keir Starmer ha reiterado que el momento debe ser el “de mayor impacto”, sin comprometer fechas ni condiciones específicas. Sin embargo, este enfoque se ve cuestionado por más de 60 diputados británicos y actores políticos como el alcalde de Londres, Sadiq Khan, quienes instan al gobierno a tomar una posición clara y contundente ante el deterioro de la situación en Gaza.
Desde el punto de vista diplomático, el reconocimiento de Palestina como Estado por parte del Reino Unido tendría implicaciones significativas. Por un lado, fortalecería el respaldo internacional a una solución basada en dos Estados, otorgando a la Autoridad Palestina mayor legitimidad y peso en las negociaciones. Por otro, podría tensar las relaciones con aliados tradicionales como Israel y Estados Unidos, que rechazan cualquier reconocimiento unilateral antes de un acuerdo político. Cabe recordar que el propio primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha calificado estas iniciativas como una amenaza a la seguridad de Israel, mientras que figuras en Washington han tachado la medida de «imprudente».
El debate también se enmarca en el agravamiento de la situación humanitaria en Gaza. Durante julio, organismos internacionales como la ONU y la OMS han advertido de manera cada vez más crítica sobre una hambruna generalizada, con miles de víctimas civiles y un sistema humanitario al borde del colapso. Las denuncias de muertes en zonas de distribución de ayuda y la parálisis de las negociaciones de paz han incrementado la presión sobre los gobiernos occidentales para actuar de forma unilateral y directa como responsables políticos de la situación y la presión ciudadana al respeto.
En este contexto, el reconocimiento del Estado Palestino por parte del Reino Unido sería una decisión de alto impacto simbólico y diplomático, con efectos tanto en la región como en la política exterior británica. En un momento donde se cuestiona la eficacia de la diplomacia tradicional y se multiplican las voces que demandan acciones más decididas frente a la crisis, Londres debe decidir si se cauteloso o da un paso al frente en la línea pro-palestina junto con España, Irlanda, Francia y otros, a pesar del desacuerdo estadounidense y malestar israelí.
25/07/2025
María Angélica Carvajal









