Marruecos continúa afirmándose como líder en materia energética dentro del continente africano, combinando inversiones estratégicas, reformas institucionales y alianzas regionales que lo colocan a la vanguardia de la transición hacia fuentes renovables. Así lo destaca Mehmet Öğütçü, presidente del Global Resource Partnership, en un estudio difundido por el Policy Center for the New South, donde analiza el papel pionero del Reino en el proceso de transformación energética africana.
Mientras más de 590 millones de africanos siguen sin acceso a electricidad, pese a que África posee más del 60 % del potencial solar mundial y vastas reservas de minerales críticos, Marruecos ha logrado trazar un rumbo distinto. Para Öğütçü, el problema no radica en la escasez de recursos, sino en la falta de una gobernanza eficaz, aspecto en el que Rabat ha sabido marcar la diferencia.
Durante su intervención en el Congreso Mundial sobre el Crecimiento celebrado en Rabat, el experto subrayó la capacidad del país para anticipar tendencias globales, fortalecer sus instituciones y articular una visión integradora a escala regional. Su análisis, titulado “La estrella emergente de Marruecos y el futuro energético de África”, examina en profundidad los pilares de esta transformación.
Uno de los ejes principales de la estrategia marroquí es la modernización de su red eléctrica. El impulso a la descentralización ha permitido crear polos energéticos locales, más robustos y adaptados a las particularidades territoriales. Esta reorganización favorece no solo la autonomía de las regiones, sino también una mayor seguridad en el abastecimiento energético a nivel nacional.
Asimismo, Marruecos ha apostado con decisión por mecanismos de financiación innovadora. El uso de bonos verdes, su participación en los mercados de carbono y la incorporación de herramientas tecnológicas del ámbito financiero (fintech) han ampliado significativamente las posibilidades de atraer inversión extranjera y movilizar capitales para proyectos sostenibles.
El avance en este sector ha ido acompañado de una transformación del papel del Estado. Al reducir trabas burocráticas y fomentar la iniciativa privada, el país ha estimulado la creación de un ecosistema empresarial dinámico, centrado en energías limpias, soluciones tecnológicas y servicios asociados. Esta apertura ha convertido a Marruecos en un polo de atracción tanto para actores locales como internacionales.
La dimensión regional también ocupa un lugar destacado en la hoja de ruta marroquí. A través de plataformas como MASEN o el Partenariado Verde, el Reino promueve la integración energética africana mediante interconexiones eléctricas, cooperación técnica y participación en proyectos continentales. Esto incluye avances en hidrógeno verde, riego solar y logística con bajas emisiones.
Además, Marruecos ha emprendido una política activa para desarrollar cadenas de valor propias en torno a minerales estratégicos como el cobalto, el litio o las tierras raras. Esta apuesta por la industrialización local va más allá de lo energético, permitiendo al país concebir, adaptar y exportar soluciones tecnológicas bajo una lógica de soberanía productiva, generación de empleo y desarrollo duradero.
En este contexto, la transición energética cobra una dimensión claramente política. Se trata, como subraya Öğütçü, de afirmar una soberanía basada en la dignidad, la autosuficiencia y la apropiación de los recursos. Marruecos demuestra que esta visión no es utópica, sino alcanzable, si va acompañada de una estrategia coherente, instituciones sólidas y una orientación decidida hacia la cooperación africana.
“Hablar de energía es hablar de vida, de dignidad y de oportunidades”, concluye el analista. Y es precisamente esta filosofía la que impulsa a Marruecos a liderar una transición energética africana, pensada y ejecutada desde el propio continente.
14/07/2025