El Informe de Ciudadanía Mundial 2025 traza una radiografía integral de la condición ciudadana a escala planetaria, evaluando a 165 países según cinco ejes clave: calidad de vida, seguridad y estabilidad, oportunidades económicas, libertad de movimiento y libertad financiera.
Encabezando el ranking se encuentra Suiza, seguida por Dinamarca y Australia, naciones que han consolidado su estatus mediante modelos de desarrollo equilibrados, gobernanza eficaz y sistemas sociales sólidos. Mientras que los último lugares los ocupan Sudán, Afganistán, Yemen y Venezuela.
El caso de Marruecos, ubicado en la posición 100 con un puntaje de 50.5, ofrece una lectura compleja. Aunque lidera en el norte de África, por delante de Túnez (103), Argelia (105) y Egipto (106), su desempeño es desigual. Destaca en oportunidades económicas en la posición 59º, impulsado por sectores como el automotriz y las energías renovables, pero enfrenta obstáculos estructurales como la lentitud burocrática y un sistema financiero insuficientemente digitalizado limitan su proyección como hub regional.
En calidad de vida, Marruecos se sitúa en el puesto 95, reflejando desafíos en servicios sanitarios, educativos y medioambientales, lo cual impacta directamente su capacidad para atraer a ciudadanos globales que valoran el bienestar integral. La libertad de movimiento, con un ranking de 90 y apenas 29.9 puntos, pone en evidencia la debilidad del pasaporte marroquí, limitando el acceso a destinos clave sin visado, lo que resta atractivo a perfiles inversionistas y cosmopolitas.
La libertad financiera es otro punto débil para Marruecos, donde ocupa el lugar 89, ya que el informe asegura que persisten restricciones fiscales, controles de capital y una infraestructura administrativa aún poco competitiva frente a estándares internacionales. Esta dimensión es esencial para atraer capital humano y financiero de alta movilidad, algo que países como Suiza o los nórdicos manejan con solidez.
En general, el Informe Mundial refleja una ciudadanía global cada vez más interesada en la funcionalidad del pasaporte, la calidad de los servicios y la posibilidad de proyectarse internacionalmente. Ya no basta con la riqueza económica, según el estudio 2025 países como Alemania, Japón, Irlanda o Finlandia, que ocupan posiciones destacadas, combinan estabilidad con una oferta robusta de salud, educación y movilidad internacional. En contraste, potencias emergentes como China e India, pese a progresos económicos, siguen rezagadas por deficiencias en transparencia y estado de derecho.
En definitiva, el informe no sólo refleja jerarquías de poder y desarrollo, sino que pone en el centro una nueva sensibilidad global, y es que la ciudadanía moderna constituye una plataforma funcional para la libertad, la prosperidad y la movilidad. La posición de varias potencias mundial demuestran que el poder adquisitivo no lo es todo, y países como Marruecos están llamados a responder a este paradigma con reformas que incluyan un desarrollo social regional más equitativo si desea escalar en los índices de ciudadanía global plena.
14/07/2025
María Angélica Carvajal