En un torneo rediseñado para reforzar el atractivo global del fútbol de clubes, el PSG ha dejado una marca difícil de igualar. En la semifinal disputada este miércoles en East Rutherford, el conjunto parisino no solo venció, sino que arrasó a un Real Madrid desdibujado, con un contundente 4-0 que no dejó espacio a la especulación. El marroquí Achraf Hakimi, titular indiscutible, volvió a ser una pieza clave en el esquema de Luis Enrique, aportando dinamismo, solidez defensiva y una influencia ofensiva decisiva.
Un inicio fulminante
Desde los primeros minutos, el PSG impuso un ritmo vertiginoso. Fabian Ruiz abrió el marcador en el minuto 6 tras una combinación rápida en la frontal. Apenas tres minutos después, Ousmane Dembélé amplió la ventaja (9’), aprovechando el desconcierto defensivo del Madrid. El dominio era absoluto, y el tercer gol no tardaría en llegar: Hakimi, tras una internada eléctrica por la banda derecha, combinó con sus mediocampistas y asistió con precisión a Ruiz, que firmó su doblete (24’).
La actuación del lateral marroquí volvió a evidenciar por qué es considerado uno de los mejores del mundo en su puesto: velocidad, lectura táctica y capacidad para desequilibrar en los metros finales. Su implicación en el tercer gol fue especialmente destacada por la prensa internacional.
Cierre con broche de oro y cita con Chelsea
Gonçalo Ramos completó la goleada en el minuto 87, poniendo el broche a una noche perfecta para los parisinos. Este triunfo no solo supone una victoria histórica ante el club más laureado de Europa, sino que catapulta al PSG a la final del domingo, donde se medirá con el Chelsea, otro gigante europeo que ha demostrado ambición en esta renovada competición global.
Un torneo con nuevas ambiciones
Esta edición del Mundial de Clubes marca un antes y un después, al ampliar su formato a 32 equipos y adoptar una estructura más competitiva, similar a la Copa del Mundo de selecciones. La apuesta de la FIFA apunta a consolidar un torneo que ofrezca prestigio real, más allá del simbolismo.
En ese contexto, el PSG —con estrellas como Hakimi en su apogeo— no solo busca el título, sino también afirmarse como potencia global más allá de las fronteras del fútbol europeo. La final ante Chelsea será mucho más que un duelo por un trofeo: será una batalla por la legitimidad en una nueva era del fútbol mundial.
10/09/2024









