Pese a la persistente inestabilidad política, las tensiones entre el Ejecutivo y la oposición, y los recientes escándalos de corrupción que han minado la confianza ciudadana, la economía española sigue mostrando una notable resiliencia. Los últimos datos del mercado laboral publicados en julio ratifican una tendencia positiva: España ha alcanzado por primera vez los 21,86 millones de afiliados a la Seguridad Social, y el paro registrado ha descendido en junio a su nivel más bajo en 17 años, con 2,4 millones de personas.
Este desempeño se enmarca en un contexto político de alta fricción institucional y fragmentación parlamentaria que, sin embargo, no parece traducirse en una desaceleración económica significativa. De hecho, España ha encadenado cinco meses consecutivos de creación de empleo, superando incluso las cifras de afiliación de los dos años anteriores en el mismo periodo. Aunque aún por debajo del ritmo previo a la pandemia, el país ha logrado incorporar 76.720 trabajadores más en junio, impulsados en gran parte por el dinamismo del turismo y la hostelería.
Es así como mientras la clase política vive en una suerte de bloqueo crónico, con reformas estructurales pendientes y una tensión creciente entre los bloques ideológicos, sectores clave de la economía mantienen su impulso. La cifra de mujeres afiliadas ha alcanzado un máximo histórico (10,3 millones), la afiliación de trabajadores extranjeros sigue creciendo, y más del 39% de los nuevos contratos en junio fueron indefinidos, consolidando los efectos de la reforma laboral. La temporalidad, que años atrás superaba el 29%, se sitúa ahora en el 12,5%, con mejoras destacadas entre los jóvenes.
A nivel macroeconómico, estas cifras confirman una inercia positiva desde 2024 que continúa en 2025, aunque con un ritmo más mesurado. Los sectores de alto valor añadido también están mostrando un comportamiento sólido, y el gasto en prestaciones por desempleo, 1.872,9 millones de euros en mayo, sigue bajo control, con un gasto medio por beneficiario de 1.323 euros. A pesar de ello, persisten desafíos estructurales como el desempleo juvenil, que si bien ha descendido a cifras históricamente bajas, sigue siendo uno de los colectivos más vulnerables.
De esta manera, el caso español ofrece una singular combinación de estabilidad económica y fragilidad política. El reto de fondo será sostener esta buena racha sin depender exclusivamente de los ciclos estacionales del turismo, en un país donde el crecimiento parece moverse, por ahora, al margen del ruido institucional.
02/07/2025
María Angélica Carvajal









