La condena a cinco años de prisión del escritor franco-argelino Boualem Sansal, confirmada en apelación este martes, trasciende el ámbito judicial para convertirse en un nuevo foco de tensión entre París y Argel. La acusación de “atentado contra la unidad nacional” parece ser el detonante formal, pero el trasfondo de la historia es mucho más complejo, entrelazando la delicada salud del escritor, la creciente tensión diplomática bilateral y las declaraciones de Sansal a un medio francés de extrema derecha.
La sentencia, que mantiene la pena impuesta en primera instancia, ha generado una inmediata reacción del gobierno francés. El Primer Ministro François Bayrou ha expresado su «insoportable» percepción del caso y ha apelado a la clemencia del presidente argelino Abdelmadjid Tebboune, abriendo la puerta a la posibilidad de un indulto, especialmente considerando la avanzada edad de Sansal (80 años) y su diagnóstico de cáncer de próstata. La urgencia de la situación también se refleja en las palabras del Ministro del Interior Bruno Retailleau, quien ha manifestado su esperanza de una pronta liberación del escritor, insinuando gestiones diplomáticas en curso. Si bien la postura francesa es de aparente cautela, la mención a una respuesta gradual por parte de Retailleau sugiere que la presión sobre Argel podría intensificarse si la situación de Sansal no se modifica.
La detención de Sansal en noviembre de 2024 y las subsecuentes condenas se producen en un contexto de crecientes fricciones entre Francia y Argelia. La postura francesa sobre el Sáhara, reconociendo el plan de autonomía marroquí, ha sido un factor clave en el deterioro de las relaciones bilaterales. Este conflicto territorial, que enfrenta a Marruecos con el Frente Polisario apoyado por Argelia, se ha convertido en un punto de fricción constante entre ambos países. En este escenario, las declaraciones de Sansal al medio francés de extrema derecha, donde cuestionaba la legitimidad histórica de las fronteras argelinas, adquieren una mayor relevancia política, alimentando la narrativa de una posible injerencia externa en asuntos internos de Argelia.
La condena de Sansal, más allá de su dimensión judicial, se presenta como un síntoma del complejo panorama geopolítico del norte de África y las relaciones postcoloniales. El caso del escritor pone de manifiesto la fragilidad de los equilibrios diplomáticos y cómo cuestiones históricas y territoriales no resueltas pueden instrumentalizarse en el marco de disputas políticas contemporáneas. El futuro de Sansal se convierte así en un termómetro de la relación franco-argelina, a la espera de ver si la vía diplomática y las presiones internacionales logran prevalecer sobre las tensiones bilaterales.
01/07/2025









