Mientras la comunidad internacional discute posibles vías diplomáticas para poner fin al conflicto en Gaza, el terreno se vive una intensificación de las operaciones militares. En menos de 24 horas, al menos 80 palestinos han muerto en una nueva ola de ataques israelíes por aire, tierra y mar. Las ofensivas se han concentrado en el norte de Gaza, con ataques aéreos en zonas urbanas densamente pobladas, bombardeos desde buques en la costa de Gaza capital y artillería pesada en Jan Yunes, donde también se han reportado demoliciones de viviendas. El hospital Al-Aqsa, en la comunidad Deir al-Balah, ha sido atacado nuevamente, por duodécima vez desde el inicio de la guerra.
Mientras eso sucede, se llevan a cabo reuniones de alto nivel para retomar las negociaciones de un posible alto el fuego. Israel ha convocado un gabinete especial este lunes 30 de junio para debatir los términos de un nuevo acuerdo con Hamás, a la vez que se espera la llegada a Washington de un asesor cercano al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu para conversar con autoridades estadounidenses. Entre tanto, el presidente Donald Trump, a través de su red Truth Social, instó este domingo a ambas partes a cerrar un acuerdo «esta misma semana», señalando que es prioritario liberar a los rehenes y terminar la guerra que ya supera los 20 meses.
Sin embargo, sobre el terreno, el desastre y la tragedia se agudiza. Las agencias internacionales reportan la destrucción continua de infraestructura civil, el aumento de la escasez de alimentos; pues la organización israelí -estadounidense a cargo de la repartición de ayuda humanitaria aseguró que se suspendía la distribución desde el fin de semana aduciendo que Hamás se estaba beneficiando de ella; y el colapso del sistema sanitario es cada vez más grave.
El ataque a la zona exterior del hospital Al-Aqsa ha generado nuevas condenas desde organizaciones locales, que denuncian un patrón sistemático de ataques contra instalaciones médicas. Según la oficina de medios del Gobierno en Gaza, estos bombardeos no solo causan víctimas entre los desplazados, sino que comprometen la vida de los pacientes internados y de quienes buscan refugio dentro de centros médicos. La situación se complica por las repetidas órdenes de evacuación en el norte, en medio de temores de una inminente operación terrestre ampliada.
En este contexto, los esfuerzos diplomáticos impulsados por Estados Unidos sin garantías de cese al fuego inmediato para reanudar las negociaciones y respaldados por actores como Catar enfrentan serios obstáculos. Aunque desde Hamás han expresado que existe voluntad política para reactivar las conversaciones, la escalada militar en curso y la desconfianza mutua alimentan una espiral que dificulta cualquier solución inmediata. Si bien el tema de Gaza está más presente en cada foro internacional, la situación no mejora, las acciones concretas siguen siendo una promesa discursiva y la población civil en Gaza continúa pagando el precio de un conflicto prolongado que, por ahora, no da señales de concluir pero que extermina a un grupo poblacional que en su mayoría se ha demostrado, por varias organizaciones mundiales, carece de relación alguna con Hamás y no representa un peligro real o contundente contra Israel.
30/06/2025
María Angélica Carvajal