En un contexto geopolítico marcado por tensiones prolongadas y amenazas transfronterizas en aumento, Marruecos está dando pasos firmes para reforzar su poderío militar y sentar las bases de una industria de defensa nacional. Así lo recoge el informe Morocco Radar – Policy Brief N°02, elaborado por la Global Governance & Sovereignty Foundation en colaboración con la Konrad-Adenauer-Stiftung, que analiza la transformación en marcha de las Fuerzas Armadas Reales (FAR) y sus implicaciones estratégicas.
Tecnología de punta y alianzas estratégicas
El informe destaca una evolución cualitativa del aparato militar marroquí, ejemplificada por la recepción, en marzo de 2025, de helicópteros estadounidenses AH-64 Apache, considerados entre los más avanzados del mundo. Esta adquisición se suma a otros importantes avances recientes como los drones turcos Bayraktar TB2 y Akinci, los cañones autopropulsados franceses Caesar y los sistemas israelíes Atmos 2000, sin olvidar la esperada incorporación de los cazas F-16 en su versión Block 70/72.
Estas compras reflejan una apuesta clara por sistemas de alta tecnología capaces de ofrecer cobertura integral en inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), respuestas de precisión y conexión fluida con redes militares aliadas.
Equilibrio estratégico y defensa regional
Detrás de este proceso se encuentran múltiples factores. El primero, según el informe, es el creciente gasto militar de Argelia, que se sitúa entre los más altos de África en proporción al PIB. Para Rabat, esto plantea la necesidad de preservar un equilibrio estratégico. A ello se suma el riesgo que representa el Polisario, cuyo respaldo externo y vínculos cada vez más visibles con redes terroristas exigen una vigilancia eficaz, especialmente en entornos desérticos.
Además, la inestabilidad crónica en el Sahel —una región plagada de golpes de Estado, grupos armados y ausencia de gobernanza— obliga a Marruecos a reforzar su papel como actor clave de estabilidad regional. En ese marco, destaca su participación continua en ejercicios como el African Lion junto a Estados Unidos y su implicación en el Diálogo Mediterráneo de la OTAN.
Una nueva base aérea que será construida en el Sáhara, anunciada a inicios de 2025, reforzará la proyección de las FAR hacia el Sahel, en un momento en que la retirada de las fuerzas estadounidenses de Níger ha dejado un vacío significativo en la región.
Rumbo a una industria militar propia
Más allá de las adquisiciones, Marruecos trabaja para desarrollar una capacidad industrial en materia de defensa. Uno de los hitos mencionados en el informe es la planta turca de drones instalada en suelo marroquí, con una capacidad de producción de hasta 1.000 unidades al año. También se barajan proyectos para fabricar componentes de artillería y aviación en zonas como Nouaceur.
El objetivo es doble: garantizar el mantenimiento autónomo del equipamiento militar y reducir la dependencia de tecnología extranjera. Para ello, Rabat ha tejido una red de cooperación amplia con países como Estados Unidos, Turquía y Francia, al tiempo que explora oportunidades con nuevos socios como la India, Brasil o Corea del Sur.
Retos y prioridades futuras
El documento también señala áreas que requieren atención, como la modernización de la Marina Real, aún limitada para cubrir de manera eficaz los 3.500 kilómetros de litoral del país. Asimismo, subraya la importancia de fortalecer las capacidades cibernéticas ante el auge de las amenazas híbridas.
La visión es clara, concluye el informe: consolidar a Marruecos como una potencia regional creíble, capaz de estabilizar su entorno y de ejercer su soberanía también en el terreno industrial y tecnológico.
16/06/2025









