Durante una sesión del Comité de los 24 (C24) de las Naciones Unidas celebrada en Nueva York, Marruecos expuso con firmeza lo que calificó como una narrativa parcial y engañosa promovida por Argelia respecto al conflicto en torno al Sáhara. La representante permanente adjunta del Reino, Majda Moutchou, ejerció su derecho de respuesta para cuestionar el discurso argelino, que, según sostuvo, intenta desviar la atención de la implicación directa y prolongada de Argel en el conflicto.
La diplomática marroquí subrayó que Argelia no solo se presenta como un actor neutral, sino que adopta una postura abiertamente intervencionista que contradice su pretendida imparcialidad. Esta estrategia, según Moutchou, no hace más que confirmar el papel central que Argelia desempeña como parte directa del diferendo, al tiempo que refleja ambiciones geopolíticas más amplias en el norte de África.
Para sustentar su intervención, Moutchou recordó un hecho histórico clave: en 1975, el propio embajador argelino ante la ONU admitió en una misiva al Consejo de Seguridad que Argelia, junto a Marruecos y Mauritania, era parte interesada en la cuestión del Sáhara. Este reconocimiento formal contrasta con los intentos actuales de presentar a Argel como mero observador.
Más allá del plano diplomático, la representante marroquí denunció que Argelia recurre incluso a represalias económicas contra países que respaldan la soberanía marroquí sobre el Sáhara o apoyan la propuesta de autonomía presentada por Rabat. Asimismo, reiteró que fue Argel quien originó, acoge, financia y arma al Frente Polisario, cuya estructura depende enteramente del respaldo político y logístico argelino.
En una segunda intervención, Moutchou desmanteló uno de los pilares tradicionales del discurso argelino: la demanda de un referéndum de autodeterminación. Señaló que esta vía ha sido abandonada por las propias Naciones Unidas, al considerarse inviable tras décadas de estancamiento. En su lugar, defendió la propuesta marroquí de autonomía como una solución realista, negociada y conforme con el principio de autodeterminación, entendido en sus múltiples modalidades.
La intervención marroquí ante el C24 no solo respondió a las acusaciones argelinas, sino que pretendió también reorientar el debate internacional hacia una solución pragmática y política, basada en el consenso y en los principios actualizados del derecho internacional. En este contexto, Marruecos vuelve a posicionarse como actor propositivo, mientras que la postura argelina aparece cada vez más anclada en una lógica de confrontación ideológica de otra época.
Abdelhalim ELAMRAOUI
12/06/2025









