En medio de un escenario diplomático y social cada vez más hostil hacia la continuación de la guerra en Gaza, Israel ha anunciado la recuperación de los cuerpos de dos rehenes en una operación militar en el sur del enclave. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el servicio de seguridad interna Shin Bet informaron que los restos de Yair Yaakov, y otro rehén cuya identidad no ha sido revelada por respeto a la familia, fueron localizados en Khan Younis gracias a lo que calificaron como “inteligencia precisa”. Con este hallazgo, el número de rehenes israelíes recuperados muertos en las últimas semanas asciende a cinco.
La operación, aunque celebrada en Israel como un éxito táctico, ocurre en un contexto político de creciente incomodidad global. El Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas israelí expresó su dolor y renovó su llamado a las autoridades para “alcanzar un acuerdo integral que permita el regreso de los 53 rehenes que aún permanecen en Gaza, incluso si eso implica poner fin a los combates”. Esta postura se alinea, en parte, con el aumento de voces críticas que exigen un cambio de rumbo en la conducción del conflicto.
Diversos actores internacionales han intensificado la presión sobre Israel. Gobiernos europeos, organizaciones no gubernamentales y manifestaciones sociales en múltiples ciudades exigen un cese de hostilidades. Iniciativas simbólicas como la del barco Maddleen, que desafía el bloqueo marítimo israelí llevando ayuda a Gaza, han contribuido a visibilizar la dimensión humanitaria del conflicto, en el que más de 55.000 personas han muerto según el Ministerio de Salud palestino.
Incluso Estados Unidos, el aliado estratégico más firme de Israel, muestra señales de desacuerdo y cansancio. El presidente Donald Trump, quien parece cada vez un poco más crítico de la política israelí, ha pedido directamente al primer ministro Benjamín Netanyahu que detenga la guerra. Según fuentes citadas por medios estadounidenses, Trump solicitó explícitamente a Netanyahu frenar los planes ofensivos y priorizar una salida negociada al conflicto.
El distanciamiento estadounidense-israelí se refleja también en las conversaciones indirectas entre Washington y Hamás, conducidas por el enviado especial de Casa Blanca, Steve Witkoff. Aunque aún no hay un acuerdo definitivo, Hamás ha declarado estar dispuesto a aceptar un alto el fuego si se ofrecen garantías sólidas de que Israel cesará sus ataques y retirará sus fuerzas. Pero, el estancamiento actual refleja la dificultad de conciliar los objetivos de guerra de Netanyahu, que se basa en la eliminación total de Hamás, con las presiones multilaterales por un alto el fuego duradero.
Entre tanto, las acciones militares israelíes continúan y se refuerzan en Gaza, y los hallazgos de cuerpos de rehenes alimentan tanto la narrativa oficial de persistencia como la urgencia de un acuerdo humanitario. La recuperación de estos restos, aunque relevante desde el punto de vista israelí, no parece aliviar la tensión internacional ni el desgaste interno que sufre el gobierno de Netanyahu, cada vez más cuestionado por la prolongación del conflicto y la ausencia de una solución política visible.
A lo que se suma un giro de fondo en la posición de Estados Unidos según las declaraciones del embajador de EE.UU. en Israel, Mike Huckabee, quien sostuvo, de acuerdo a una publicación en CNN, que la solución de dos Estados ya no es objetivo de la política estadounidense y que no ocurrirá “en nuestra vida”. Palabras que consolidan una ruptura con décadas de diplomacia tradicional y debilitan las perspectivas de negociación futura y alejan la posibilidad de una posibilidad de paz duradera, a pesar del creciente clamor mundial por el fin de la guerra.
12/06/2025
María Angélica Carvajal









